Antes de acudir a las urnas

Hemos escuchado por todos lados que este es un año político. Yo más bien creo que será un año de políticos, quienes nos saturarán los oídos con promesas que no podrán cumplir porque ya están comprometidos con otros intereses. Aunque ya saben lo que el pueblo necesita para desarrollarse, muy pocos están dispuestos y capacitados para satisfacer esos requerimientos. Es a estos escasos candidatos a quienes los electores deben buscar con la lámpara de Diógenes, antes de acudir a las cajas mágicas que convierten nuestros votos en poder.

Los partidos políticos no siempre han sido modelos de transparencia e integridad en su lucha por los cargos públicos, pero en Honduras esta transgresión a los preceptos democráticos se ha visto acentuada en las últimas administraciones públicas aumentando la abstención electoral.

En las elecciones internas del 9 de marzo, hay todo un abanico de opciones, como no existían cuando solo competían los partidos Nacional y Liberal, y los candidatos eran escogidos por una convención de cada uno de esos institutos políticos. Mientras tanto, en los comicios generales del 30 de noviembre entrarán, por primera vez, al ruedo electoral, el Partido Naranja de Honduras (Panah) y el Partido Organización de la Reserva Democrática de la Nación (Orden). El primero, cuyo presidente es el ingeniero sampedrano Raúl Peña, apuesta a desarrollar el país mediante el modelo de la economía naranja, dentro de un marco de honestidad incuestionable. Para lograr su cometido el naciente partido formó un comité de honor que somete a un exhaustivo análisis de su hoja de vida y su antecedente conductual a los aspirantes “naranja” a cargos de elección popular. Por su parte, el partido Orden tiene como objetivo fundamental “defender el sistema democrático de gobierno para fortalecer la democracia del país”. En total serán once los partidos contendientes de la papeleta electoral presidencial.

Para elegir, con buen tino, a los mejores candidatos, tanto de las internas como de las generales, el electorado debe despojarse del tradicional enamoramiento de determinado partido, y del interés por un beneficio particular. Así podrá enfocarse únicamente en las cualidades del aspirante a fin de que el triunfador sea una persona que maneje los asuntos públicos con manos limpias. Debemos recordar que en la historia política de Honduras ha habido candidatos muy populares por su carisma y liderazgo, pero que, al ganar se convirtieron en malos presidentes. Así también puede haber aspirantes que no logran levantar el entusiasmo de las masas. Sin embargo, tienen suficiente capacidad para levantar al país de su infortunio si llegaran a gobernarlo.

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