Toda figura formada por dos elementos unidos por un extremo define el ángulo. Sencillo, ponga las dos manos en la nuca y usted se endereza firme, así podrá formar un ángulo de 90 grados con la cintura. Todos tienen un ángulo y punto de vista hacia las experiencias de la vida.
Para muchos, los problemas o presiones son amenazas, es allí donde la adrenalina sube, los pensamientos se nublan y no se tiene la claridad; pero cada día es óptimo ver las presiones desde un ángulo distinto para que funcione a su favor, en lugar de hacerlo en contra. Nunca espere que la vida sea tan óptima que logre estar vacía de presiones, eso le puede llevar a sentirse defraudado, confuso y resentido hacia las circunstancias o personas que le drenan energía o quitan la perfecta paz.
Los resultados de no saber manejar las experiencias negativas siempre generan culpas, inseguridades, rechazos y logran sentir a las personas ignoradas. Otros toman la posición de mantenerse en el anonimato, neutral, para evitar ser heridos. No permita que nada ni nadie le robe la confianza, energía, creatividad y maneje con flexibilidad, al punto de ser más reflexivo. Así podemos llevar al punto de encuentro las relaciones viendo las dos caras de la moneda que está tirada al aire.
Son los vientos o pensamientos, actitudes o vicisitudes, adversidades u oportunidades, la vida nos enseña a buscar el mejor ángulo y aprender a tener relaciones fuertes y con mejores resultados. La vida en Dios no es un mito, poesía ni una religión, es el resultado de una “relación”.
“Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar”, Marcos 3:14 RVR60. Sin excepción, nació para triunfar, vaya al punto de encuentro y mida el mejor ángulo en su vida.