Recortes de Trump agravan el hambre en ciudad devastada por la guerra

El cese de la ayuda estadounidense deja en situación de hambruna extrema a la capital de Sudán.

  • 23 de abril de 2025 a las 13:54 -
The New York Times

Por: Declan Walsh/The New York Times

JARTUM, Sudán — Los niños murieron uno tras otro. Doce pequeños con desnutrición aguda que vivían en un rincón de Jartum, la capital de Sudán devastada por la guerra.

Abdo, un niño de 18 meses, había sido llevado de urgencia a una clínica por su madre. Sus costillas sobresalían de su cuerpo. Al día siguiente, un médico lo colocó sobre una manta, con los ojos cerrados.

Al igual que los otros 11 niños, Abdo murió de hambre en las semanas posteriores a que el Presidente Donald J. Trump congeló toda la ayuda exterior de Estados Unidos, dijeron trabajadores humanitarios locales y un médico. Los comedores populares financiados por EU en Sudán, incluyendo uno cerca de la casa de Abdo, habían sido los únicos salvavidas para decenas de miles de personas asediadas por los combates.

Llovían bombas y había disparos por todas partes. Luego, cuando el dinero estadounidense se agotó, cientos de comedores populares cerraron. “Fue catastrófico”, dijo Duaa Tariq, una trabajadora humanitaria.

Las impactantes consecuencias del cese de ayuda estadounidense por parte de Trump son evidentes en pocos lugares tan claramente como en Sudán, donde una brutal guerra civil ha dejado a 25 millones de personas —más de la mitad de la población— en situación de hambruna extrema.

La peor crisis humanitaria del mundo

La guerra, en su tercer año, es la peor crisis humanitaria del mundo en décadas, dicen las organizaciones de ayuda. La hambruna se extiende rápidamente, con algunos recurriendo al consumo de hojas y hierba. Unas 400 mil personas fueron dispersadas y cientos murieron en Darfur la semana pasada, cuando combatientes paramilitares invadieron un campamento para desplazados, dijo la ONU.

El año pasado, EU otorgó 830 millones de dólares en ayuda de emergencia, ayudando a 4.4 millones de sudaneses, arrojan estimaciones de la ONU. Esta cifra superó la ayuda proporcionada por cualquier otro país. Sin embargo, después de que Trump interrumpió este recurso vital en enero al desmantelar la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el impacto en Jartum fue devastador.

En cuestión de días, más de 300 comedores populares operados por las Salas de Respuesta a Emergencias, una red de voluntarios de ayuda, se vieron obligados a cerrar. En Jereif Oeste, el barrio donde trabaja Tariq, residentes hambrientos recorrieron las calles en busca de comida en medio de los bombardeos y los ataques con drones. “Muchos regresaron a casa con las manos vacías”, dijo.

El Gobierno de Trump ha declarado que la ayuda vital está exenta de los recortes. Un portavoz del Departamento de Estado afirmó que EU estaba ayudando a 4 millones de personas en Sudán y a 3.8 millones de refugiados en países vecinos. Pero los grupos de ayuda afirman que el flujo de dinero estadounidense se detuvo durante casi dos meses y se ha reanudado cuando mucho esporádicamente.

Otros países ricos no han cubierto el déficit. A pesar de nuevas promesas de Gran Bretaña y la Unión Europea, a la ONU le faltan miles de millones de dólares de lo que afirma necesitar para salvar vidas en Sudán este año.

“Este es el momento más oscuro para Sudán”, declaró Jan Egeland, director de la agencia de ayuda Consejo Noruego para los Refugiados.

En las últimas semanas, EU ha reanudado los pagos a algunos grandes grupos de ayuda que trabajan en Sudán, dijeron varios funcionarios. Sin embargo, poco de ese dinero parece haber llegado aún a las Salas de Respuesta a Emergencias, y casi la mitad de los 746 comedores de Jartum permanecen cerrados, dijo Gihad Salahaldeen, coordinador financiero de la red para la capital.

El Ejército sudanés inundó la capital en las últimas semanas, expulsando a sus rivales paramilitares, las Fuerzas de Apoyo Rápido.

En Jereif Oeste, Fatima Bahlawi, de 20 meses, lloraba en brazos de su madre, agitando extremidades tan delgadas como palos. La suspensión de USAID a finales de enero llegó en el peor momento, dijo Khadija Musa, madre de Fatima.

Alarma internacional: el Estado Islámico resurge en Siria

La ONU ha acusado a ambos bandos en conflicto de usar la hambruna como arma. El Gobierno de Sudán niega que haya una hambruna en curso. En algunas partes del País, las amenazas a la seguridad y las obstrucciones deliberadas significan que la ONU y muchos grupos de ayuda internacional no tienen presencia.

Grupos de voluntarios en Sudán, como las Salas de Respuesta a Emergencias, necesitan 12 millones de dólares al mes para alimentar a la gente, pero están recibiendo poco más de 500 mil dólares, dijeron dos altos funcionarios de ayuda.

En Bahri, en el norte de Jartum, Wasfi Nizameldin dijo que cuatro de los nueve comedores que operaba han estado cerrados desde los recortes de fondos de EU. En una entrevista, despotricó contra el retiro de ayuda de Trump: “Gente está muriendo por ello”.

©The New York Times Company 2025

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Staff NYTimes
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