Por: Carl Zimmer/The New York Times
Durante más de una década, los científicos han estado en pos de la idea de revivir especies extintas, un proceso a veces llamado desextinción. Ahora, una empresa llamada Colossal Biosciences parece haberlo hecho, o algo parecido, con el lobo gigante, una especie extinta que se hizo famosa por la serie “Juego de Tronos”.
En el 2021, un equipo independiente de científicos logró recuperar ADN de los fósiles de lobos gigantes, que se extinguieron hace unos 13 mil años. Con el descubrimiento de ADN adicional, los investigadores de Colossal editaron 20 genes de lobos grises para dar a los animales características clave de los lobos gigantes. Crearon embriones, los implantaron en madres caninas sustitutas y esperaron a que dieran a luz.
El resultado son tres lobos sanos —dos machos de 6 meses y una hembra de 2 meses, llamados Rómulo, Remo y Khaleesi— que tienen algunos rasgos de los lobos gigantes. Por ejemplo, son grandes y tienen un pelaje denso y claro no hallado en los lobos grises. Colossal, valuada en 10 mil millones de dólares en enero, mantiene a los lobos en unas instalaciones de 810 hectáreas en un lugar no revelado de Estados Unidos.
Beth Shapiro, directora científica de Colossal, describió a los cachorros como la primera desextinción exitosa. “Estamos creando estas copias funcionales de algo que solía estar vivo”, afirmó.
La tecnología que la empresa ha desarrollado podría ayudar a conservar especies que aún no se han extinguido, como el lobo rojo, en peligro crítico de extinción y cuya población se limita principalmente a Carolina del Norte. En el 2022, híbridos de lobo rojo y coyote fueron encontrados en Texas y Luisiana. Colossal ha afirmado haber producido cuatro clones a partir de estos híbridos. Hipotéticamente, introducirlos en Carolina del Norte podría mejorar la diversidad genética del lobo rojo.
¿Lograrán revivir al mamut?
Los científicos han propuesto diversas maneras de revivir una especie, incluyendo la recuperación de una célula intacta del cadáver congelado de un mamut lanudo para crear un clon. Quienes fundaron Colossal en el 2021 tomaron un camino diferente. Analizarían ADN antiguo para identificar las mutaciones clave que diferenciaban a las especies extintas de sus parientes vivos, para luego modificar el ADN de un pariente vivo y utilizar esos genes para producir animales viables. Los resultados no serían genéticamente idénticos a los de la especie extinta.

Colossal inició experimentos de alto perfil con el mamut lanudo y el dodo. En el 2023, el equipo comenzó a centrarse en los lobos gigantes como un objetivo potencialmente más fácil. Los lobos gigantes están emparentados con los perros, por lo que los científicos podrían aprovechar años de investigación sobre la clonación de perros y la implantación de embriones caninos.
Shapiro y sus colegas descubrieron una gran cantidad de material genético en un diente de 13 mil años de antigüedad hallado en Ohio y en un cráneo de 72 mil años de antigüedad hallado en Idaho.
Los lobos gigantes pertenecen al mismo linaje que dio origen a los lobos, chacales y perros salvajes africanos de hoy. Se separaron de la rama principal hace unos 4.5 millones de años. Posteriormente, hace unos 2.6 millones de años, los lobos gigantes se cruzaron con otras especies, incluyendo los ancestros de los lobos grises y coyotes actuales.
Los lobos gigantes dominaron el sur de Canadá y Estados Unidos, explicó Julie Meachen, paleontóloga en la Universidad de Des Moines, en Iowa. Eran 25 por ciento más grandes que los lobos grises y cazaban caballos, bisontes y posiblemente mamuts. Cuando muchas de esas especies se extinguieron, su destino quizás quedó sellado.
Los lobos gigantes y los lobos grises son más de 99 por ciento genéticamente idénticos, descubrió el equipo de Meachen. Ochenta genes eran distintos.
Los científicos de Colossal primero aislaron células de la sangre de lobos grises. Buscaron editar 20 genes. Introdujeron mutaciones de lobo gigante a 15 genes. Pero los estudios habían demostrado que los cinco restantes causan sordera y ceguera en los lobos grises, por lo que el equipo encontró mutaciones en esos cinco genes que están presentes en perros y lobos grises sin causar enfermedades y las usó.
Luego transfirieron el ADN editado a un óvulo de perro vacío. Crearon docenas de estos óvulos, que implantaron en madres sustitutas caninas. La mayoría de los embriones no se desarrollaron, pero nacieron cuatro crías. Una murió a los 10 días.
Meachen, quien no participó en la creación de las crías, comentó que tenía sentimientos encontrados sobre el esfuerzo.
“Toda mi niña interior me dice que quiero ver cómo son”, dijo. “Pero tengo preguntas. Tenemos problemas con los lobos que tenemos hoy”.
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