The New York Times
Por: Daisuke Wakabayashi/The New York Times
AMBERES, Bélgica — ¿Es correcto denominar a Windrose Technology una empresa china?
Tras algunas divagaciones, Wen Han, fundador del fabricante de tráileres eléctricos, se decidió por una respuesta: “Yo la describiría como de origen chino”.
Puede haber parecido una pregunta capciosa. Entre los inversionistas de Windrose figuran un grupo inmobiliario australiano, inversionistas de capital riesgo estadounidenses y fondos estatales chinos. Actualmente tiene su sede en Bélgica. Pero en esencia, Windrose concentra las importantes ventajas de China en la fabricación de vehículos eléctricos.
Han quiere aprovechar esa ventaja para vender tráileres a nivel mundial. Su intención es cotizar su empresa en la Bolsa pronto en Nueva York. Sin embargo, sus planes se ven complicados por la geopolítica y el auge en el proteccionismo. Han está consciente de lo que él llama lo “chino” de Windrose.
Nacido en China, Han, de 34 años, estudió en el Williams College de Massachusetts y trabajó en el fondo de cobertura estadounidense Bridgewater Associates. Su vida ha abarcado ambos países. Ahora, intenta que Windrose haga lo mismo en un mundo en vías de fracturarse.
“China nunca será el mejor amigo de Estados Unidos, no en nuestra vida”, dijo. “Sin embargo, China no tiene por qué ser el enemigo eternamente, y no todos los chinos tienen por qué serlo”.
Hostilidades
Windrose depende de la avanzada cadena de suministro de baterías y componentes para vehículos eléctricos de China, un subproducto de las cuantiosas inversiones impulsadas por el Gobierno de Beijing.
Además de una oficina en Amberes, Windrose está construyendo una planta de producción en el norte de Francia. Tiene plantas en Georgia y California para el ensamblaje ligero de tráileres fabricados principalmente en China. Actualmente, está eligiendo una ubicación para una nueva fábrica en EU que abrirá en el 2027. La compañía ha recaudado más de 300 millones de dólares en tres años.
Sin embargo, Windrose sólo ha producido unos 40 tráileres, lejos de su objetivo de producir 10 mil en el 2027. Enfrenta obstáculos regulatorios. Clientes en EU y Europa aún no pueden comprar sus vehículos, que están a la espera de obtener la certificación para circular.
Y enfrenta condiciones desfavorables, por no decir hostiles, a las startups chinas.
El Presidente Donald J. Trump ha impuesto crecientes aranceles a las importaciones chinas. En febrero, ordenó restricciones a las inversiones chinas en sectores estratégicos y buscó limitar la forma en que las empresas chinas cotizan sus acciones en las Bolsas estadounidenses. Como parte del decreto, la Casa Blanca identificó a China como un “adversario extranjero”.
Windrose, fundada en el 2022, ha recibido dinero de dos fondos de inversión estatales chinos y de la Autoridad Monetaria de Hong Kong. Si no hubiera aceptado la inversión, otro competidor lo habría hecho, afirmó Han. Ninguna de las entidades estatales tiene puestos en el consejo ni influencia en la empresa, añadió.
Han afirmó que quería que Windrose fuera considerada una empresa global, no una campeona estatal china. Enfatizó que no era un peón del Partido Comunista. “No queremos convertirnos en el próximo orgullo paraestatal de China”, afirmó.
En febrero, Han envió una petición directa a Trump vía Truth Social. “Señor Presidente, ¡lo escuchamos y queremos anunciar nuestros planes para construir la primera planta de fabricación de tráileres Windrose EV en EU! ¡Por favor, ayúdenos a encontrar la comunidad adecuada para invertir!”.
Han no ha recibido respuesta.
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