The New York Times
Por: Ephrat Livni/The New York Times
Un día antes de lanzar una ofensiva terrestre en la ciudad de Gaza a principios de este mes, las autoridades israelíes emitieron un comunicado críptico sobre el traslado seguro de artefactos arqueológicos asociados con la comunidad cristiana de la zona. Acompañando al anuncio había imágenes de un almacén repleto de hallazgos históricos y cajas siendo cargadas en camiones.
Se omitió la historia de fondo: cómo las autoridades francesas y el Vaticano se apresuraron a salvar los objetos después de que el Ejército israelí advirtió de sus planes para bombardear un edificio que albergaba la bodega de la Escuela Bíblica y Arqueológica Francesa de Jerusalén, que ha estado excavando en la región desde 1890.
En un lugar donde numerosas culturas han vivido y en ocasiones se han enfrentado durante milenios, los reclamos territoriales e históricas son objeto de acaloradas disputas. Por lo tanto, las ruinas y las reliquias pueden utilizarse como prueba de quiénes son los verdaderos propietarios de la tierra.
Algunos cuestionaron el énfasis en las reliquias cristianas. La bodega, que guarda hallazgos de 30 años de excavaciones en sitios importantes, representa sólo una parte del patrimonio cultural de Gaza a lo largo de más de 5 mil años. Gran parte de ese patrimonio ya ha sido dañado desde que comenzó la guerra.
Los arqueólogos afirman que es una pérdida para todos. “Nadie gana cuando se destruye el patrimonio”, declaró Olivier Poquillon, director de la escuela de arqueología. “El patrimonio es algo que tenemos en común, y cuando se destruye es como cortar las raíces de un árbol. Sea cual sea mi origen cultural, religioso o étnico, estoy perdiendo parte de mi propia historia”.
Poquillon, también fraile dominico y abogado, tiene amigos influyentes. Cuando se enteró de la alerta de evacuación inmediata, contactó a la UNESCO, las autoridades francesas, el Patriarcado Latino de Jerusalén e incluso el Vaticano, dijo.
Tesoros
Inicialmente, sus esfuerzos consiguieron una extensión hasta la noche, pero el reto seguía siendo organizar camiones y personal experto para trasladar rápidamente los tesoros.
Una vez que se involucró la comunidad internacional, la agencia que coordina el movimiento de civiles en los territorios ocupados por Israel dio a la escuela hasta el mediodía del día siguiente, explicó Poquillon.
Israel ya había recibido críticas por este mismo sitio. Las tropas israelíes en la ciudad de Gaza habían invitado a un funcionario de la Autoridad de Antigüedades de Israel a visitar la bodega, muestra un video publicado en redes sociales a principios del 2024 por Eli Eskosido, el director de la autoridad. Algunos de los objetos encontrados allí se exhibieron en la Knéset, el Parlamento israelí, en violación de los tratados internacionales que prohíben la transferencia de bienes culturales. Las publicaciones de Eskosido generaron críticas, y posteriormente las eliminó.
Emek Shaveh, una organización israelí sin fines de lucro que se opone a la politización de las reliquias arqueológicas, se encontraba entre quienes objetaron a las publicaciones de Eskosido.
El grupo calificó de “absurdo” el intento de las autoridades israelíes de presentarse como protectoras del patrimonio en Gaza.
“El derecho internacional prohíbe dañar los bienes culturales, incluyendo sitios arqueológicos, edificios históricos, colecciones, museos, universidades, archivos, bibliotecas y más”, declaró el grupo.
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