Exguerrilleros sandinistas, en la mira del régimen de Ortega y Murillo

Varios de los aliados de Ortega han sido encarcelados o recluidos en arresto domiciliario pese a su lealtad con el mandatario nicaraguense.

  • 24 de septiembre de 2025 a las 14:44 -
The New York Times

Por: Frances Robles/The New York Times

Lucharon codo a codo con Daniel Ortega en Nicaragua en la década de 1970, cuando los sandinistas eran rebeldes intentando deponer a una brutal dictadura que había gobernado el País durante más de 40 años.

Muchos se unieron a Ortega cuando asumió la Presidencia por primera vez, gobernando el País en la década de 1980, y de nuevo cuando asumió el cargo por segunda vez hace casi 20 años. Pero ahora muchos de estos aliados de confianza se encuentran en la cárcel o bajo arresto domiciliario.

Desde miembros de la dirección nacional del Partido Sandinista, el partido gobernante original, hasta altos oficiales militares e incluso un familiar, Ortega y Rosario Murillo, su co-Presidenta y esposa, están purgando incluso a sus antiguos aliados más cercanos.

En un País conocido por arrestos arbitrarios generalizados y una falta de libertad política, las detenciones representan una notable escalada de la ofensiva contra cualquiera que pueda desafiar la autoridad de la pareja gobernante.

El desmantelamiento del círculo íntimo del partido Sandinista de izquierda parece ser impulsado por Murillo. Ella es considerada el verdadero poder en Nicaragua y ha ayudado a convertir al País centroamericano en uno de los Estados más represivos de Latinoamérica.

Rosario Murillo y Daniel Ortega en un panorámico en 2018, tras ganar las elecciones. (Meridith Kohut para The New York Times)

En el último año, Murillo ha aumentado su autoridad vía cambios constitucionales ampliamente vistos como una toma de poder, una nueva fuerza paramilitar y el desmantelamiento total del poder judicial, que otorgó a la Presidencia un mayor control sobre los tribunales.

Purga

Los expertos creen que intenta eliminar a cualquier rival potencial y allanar el camino para convertirse, con el tiempo, en la única líder autoritaria de Nicaragua.

“Están purgando a personas en puestos clave”, dijo Alberto Cortés, experto en Nicaragua en la Universidad de Costa Rica. “Todos se preguntan: ¿Seré yo el próximo?”.

Bayardo Arce, ex guerrillero revolucionario convertido en asesor económico, fue el último de los nueve comandantes sandinistas originales que gobernaron en la década de 1980 en permanecer al lado de Ortega. Lo hizo incluso cuando muchos otros líderes sandinistas abandonaron el partido, acusando a su liderazgo de corrupción y autoritarismo. Muchos han sido arrestados o forzados al exilio.

Arce, de 76 años, fue arrestado en julio después de que la fiscalía dijo que no había respondido a un citatorio para interrogarlo por irregularidades en sus propiedades. Su arresto este verano, dijeron los expertos, demostró que nadie es inmune al afán de la pareja presidencial por afianzar su control del poder.

Se produjo bajo órdenes de Murillo, informaron. Tras años de servir como una primera dama trabajadora, se convirtió en Vicepresidenta en el 2017 y este año asumió el nuevo cargo de “co-Presidenta”. A medida que Ortega se acerca a los 80 años, los expertos afirman que su esposa, de 74 años, parece decidida a deshacerse de sus rivales.

Néstor Moncada Lau, asesor de seguridad nacional considerado uno de los principales responsables de la violenta represión a las protestas en el 2018, se encuentra en prisión desde el 16 de agosto, tras ser interrogado sobre la confiscación de una propiedad, reportó Confidencial, un periódico nicaragüense que opera desde Costa Rica. En mayo, el General de Brigada retirado Álvaro Baltodano Cantarero fue condenado a 20 años de prisión por traición, y sus bienes fueron confiscados. Henry Ruiz, otro de los nueve comandantes sandinistas originales, fue puesto bajo arresto domiciliario en marzo. No se hicieron públicos los cargos.

El hermano de Ortega, Humberto, quien dirigió el Ejército durante el primer Gobierno sandinista, falleció en septiembre tras cuatro meses de arresto domiciliario, tras referirse públicamente a su hermano como dictador.

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“Las purgas no son nuevas, pero las purgas de leales extremadamente prominentes sí lo son”, dijo Karen Kampwirth, profesora de ciencias políticas en Knox College en Illinois, quien está escribiendo una biografía de Murillo. “Creo que su razonamiento es que no tiene ninguna legitimidad entre los sandinistas ‘históricos’, los que surgieron de la lucha guerrillera”.

Murillo nunca ocupó un puesto de liderazgo rebelde y no se le considera una figura revolucionaria importante. Aun así, cuando Ortega regresó al poder en el 2007, ella se convirtió en el verdadero poder detrás de su Presidencia.

Murillo teme que mientras personas como Arce permanezcan en el cargo, militares fieles al partido los apoyarán tras la muerte de Ortega, dijo Kampwirth.

“Podría haber un grupo en el Ejército que se una en torno a él”, dijo. “Nadie se unirá a ella”.

©The New York Times Company 2025

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