Por: James Wagner/The New York Times
Uniforme limpio. Sólo cortes de cabello aprobados. Saludar al entrar al aula y despedirse al salir. Recitar la oración nacional a la bandera.
Los alumnos ahora deben cumplir con todos estos requisitos y más en El Salvador, donde el Gobierno del Presidente Nayib Bukele dijo estar restaurando la disciplina en las escuelas.
En el curso de dos mandatos, Bukele ha tomado medidas enérgicas contra las pandillas y restringido derechos para convertir a su País en uno de los menos peligrosos en Latinoamérica —y se ha vuelto enormemente popular entre los electores.
Sin embargo, su reciente decisión de entregar las riendas del sistema escolar público a Karla Trigueros, una oficial militar sin experiencia en educación, ha generado fuertes críticas. Los maestros, junto con grupos de derechos humanos, han expresado su preocupación por la proclamación de normas estrictas y nacionalistas por parte de la nueva Secretaria de Educación, calificándolas de un retroceso en un País que lleva cicatrices de los abusos de las fuerzas de seguridad.
El sindicato de trabajadores escolares salvadoreños calificó el nombramiento de Trigueros, capitana militar y médico, como “absurdo”.
Bukele afirmó que el nombramiento de Trigueros en agosto formaba parte de un esfuerzo para evitar el reclutamiento pandillero en las escuelas. En un caso, publicó en redes sociales un video de hace varios años en el que se veía a estudiantes haciendo gestos asociados con pandillas.
“Así eran nuestras escuelas en El Salvador: centros de reclutamiento para pandilleros”, escribió. “Dicen que quienes desconocen su historia están condenados a repetirla. El Salvador no la repetirá, por mucho que nos critiquen”.
"Práticas autoritarias"
Entre los cambios de Trigueros figura la creación de los “Lunes Cívicos”, una asamblea semanal obligatoria que debe incluir una formación ordenada, la presentación de la bandera salvadoreña, el canto del himno nacional y la recitación de la oración nacional a la bandera.
Javier Hernández, presidente de una asociación que representa a la mitad de las aproximadamente mil escuelas privadas de El Salvador, aplaudió las medidas del Gobierno, afirmando que las escuelas privadas ya estaban haciendo gran parte de esto. Pero el sindicato de maestros y las organizaciones de derechos humanos las calificaron como una señal de alerta.
“Es un paso más en la serie de prácticas antidemocráticas y autoritarias que El Salvador ha tenido durante muchos años”, dijo Ana María Méndez Dardón, directora para Centroamérica de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, una organización de derechos humanos. “Es alarmante”.
El sindicato de maestros expresó su preocupación porque “están aumentando los abusos de poder, ya de por sí exorbitantes, contra los estudiantes” y que los maestros enfrentaban “abusos y represión”.
Méndez Dardón dijo que ha habido casos de violencia en las escuelas, pero que Bukele estaba equiparando a pequeñas pandillas escolares con sofisticados grupos del crimen organizado. También afirmó que las nuevas normas representaban una carga adicional para las familias pobres.
El orden en las escuelas es importante, añadió Méndez Dardón, pero el sistema de Bukele “prioriza la obediencia sobre el aprendizaje crítico”.
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