The New York Times
Por: Lily Kuo/The New York Times
TAIPÉI, Taiwán — Las cintas épicas repletas de estrellas que dominaron los cines chinos durante el verano tratan sobre la lucha del País contra Japón durante la Segunda Guerra Mundial. En las salas de cine, el público se ha puesto de pie para cantar el himno nacional. Niños han sido conmovidos hasta las lágrimas, jurando convertirse en soldados.
Una película, “Dead to Rights”, sobre la invasión japonesa de la ciudad china de Nanjing en 1937, sigue a un grupo de chinos que envían fotografías al exterior y ayudan a documentar la matanza de decenas de miles de civiles, conocida como la Masacre de Nanjing. Un actor vestido de soldado grita a los espectadores: “¡Los japoneses quieren destruir nuestro País y exterminarnos! ¿Los dejarán?”.
El público, mostrado en un video en redes sociales con los puños en alto, responde gritando: “¡No lo haremos!”.
Las películas forman parte de un esfuerzo más amplio por movilizar a la nación al tiempo que el gobernante Partido Comunista lidia con una economía lenta, jóvenes desilusionados y una creciente rivalidad con Estados Unidos. El evento central fue la conmemoración china del 80avo aniversario del fin de la guerra, el 3 de septiembre, con un desfile militar presidido por el líder chino, Xi Jinping, y al que asistieron el Presidente ruso, Vladimir Putin, y Kim Jong-un, líder de Corea del Norte.
El desfile en Beijing contó con aviones de combate, misiles y demás armas, en una elaborada exhibición del poderío militar y organizacional de China.
Propaganda
La cadena estatal china emitió especiales de varias partes sobre diversos temas, desde tácticas militares y canciones de guerra hasta el papel que jugó la Unión Soviética. Los canales de televisión transmitirán cerca de 100 películas relacionadas con la guerra hasta finales de año.
La campaña va más allá de presentar a China como una superpotencia en ascenso del lado correcto de la historia. También busca redirigir el descontento público hacia un objetivo que no sea el Gobierno chino.
Basadas en parte en hechos reales de una guerra que mató a 20 millones de personas en China, las películas se centran en la valentía de los ciudadanos ordinarios chinos.
Sin duda, la más popular ha sido “Dead to Rights”, que ha recaudado unos 380 millones de dólares en taquilla y ha extendido su tiempo en cartelera.
También genera interés “Dongji Rescue”, que sigue a pescadores chinos que rescataron a más de 300 prisioneros de guerra británicos que sus captores japoneses dejaron para que se ahogaran. Una tercera película se titula “731”, en honor a la Unidad 731, un programa secreto de guerra biológica del Ejército Imperial Japonés que llevó a cabo experimentos horripilantes con los chinos.
Estas películas son las más recientes en una larga lista de películas chinas sobre la guerra que son en parte propaganda y en parte entretenimiento, destinadas a promover la agenda del partido. Una generación anterior de películas sobre la guerra se centró en los otros principales rivales de Beijing —Estados Unidos y el Partido Nacionalista, o el Kuomintang, que gobernó China antes de ser derrotada por los comunistas y huir a Taiwán.
“Dead to Rights” ha dominado las conversaciones en redes sociales, con los espectadores publicando videos de sus experiencias en el cine.
Existe el riesgo de que el fervor nacionalista se exceda. En un aviso a los japoneses en el extranjero el mes pasado, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón advirtió a los ciudadanos que tuvieran “particular cuidado con el aumento en sentimiento antijaponés” en medio de proyecciones de películas y otras actividades patrióticas.
Algunos comentaristas se preguntan si las películas están enseñando a la próxima generación a odiar —y si los niños deberían ver contenido tan violento. “Dead to Rights” muestra montones de cadáveres en las calles y la matanza de niños, y muestra a soldados japoneses apostando alegremente sobre quién puede matar a más chinos.
En un clip, una niña dice entre lágrimas, “Quiero matar a todos los japoneses”.
Los medios estatales, aunque animaban a los padres a llevar a sus hijos a ver las películas, intentaron instar a la moderación. Los medios citaron declaraciones de Xi, de que recordar la guerra “no es para perpetuar el odio, sino para despertar el anhelo” de paz.
“Es un arma de doble filo”, dijo Yinan He, profesora asociada en la Universidad Lehigh, en Pensilvania. “Le están mostrando a la gente la brutalidad de los japoneses”.
“Mientras animen a la gente a odiar a otra nación, esa es la consecuencia que tendrán que asumir”, añadió.
Jiawei Wang, Xinyun Wu y Kiuko Notoya contribuyeron con reportes.
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