22/04/2024
08:48 PM

“Bobi”, el perro más viejo del mundo según los récord Guinness

De hecho, Bobi (quien nació el 11 de mayo de 1992) es el perro más viejo de todos los tiempos. Sus dueños revelaron que come “solo alimentos humanos”

Leiria, Portugal

Dos semanas después de anunciar que Spike era el perro vivo más longevo del mundo, Guinness World Records recibió pruebas de la existencia de un perro aún más viejo.

De hecho, Bobi (quien nació el 11 de mayo de 1992) no es sólo el perro vivo más longevo, es el perro más longevo de todos los tiempos.

Bobi tiene 30 años y 266 días a partir del 1 de febrero de 2023.

Ha vivido toda su vida con la familia Costa en la aldea rural de Conqueiros, en Leiria, Portugal.

Bobi es un Rafeiro do Alentejo de pura raza, una raza de perro guardián de ganado con una esperanza de vida media de 12-14 años.

El perro portugués ha batido un récord de décadas: el anterior perro más longevo de todos los tiempos, Bluey (1910-1939), era un perro boyero australiano que vivió 29 años y 5 meses.

Bobi en una foto de 1999.

En 1992, Bobi fue registrado en la Câmara Municipal de Leiria, que ha confirmado su fecha de nacimiento.

La historia de Bobi es milagrosa: de posiblemente ser condenado a morir al nacer, a ser el perro más longevo de todos los tiempos.

Nació como uno de cuatro cachorros machos, en una dependencia donde la familia Costa almacenaba leña.

”Tenía ocho años”, cuenta Leonel Costa, que ahora tiene 38 años. “Mi padre era cazador y siempre tuvimos muchos perros”.

Debido al número de animales que ya tenían, el padre de Leonel decidió que no podían quedarse con los cachorros recién nacidos.

”Por desgracia, en aquella época era considerado normal por las personas mayores que no podían tener más animales en casa [...] enterrar a los animales en un agujero para que no sobrevivieran”, explicó Leonel.

Al día siguiente de nacer Bobi, los padres de Leonel entraron en la habitación y se llevaron rápidamente a los cachorros mientras su madre, Gira, estaba ausente.

Sin embargo, con las prisas, no se dieron cuenta de que se habían dejado a uno.

Leonel recuerda que él y sus hermanos estuvieron muy tristes durante los días siguientes, pero se dieron cuenta de que Gira seguía visitando la habitación donde habían nacido sus cachorros.

”Nos pareció extraña la situación, porque si los animales ya no estaban allí, ¿por qué iba a ir ella?”.

Decidieron seguir a Gira en uno de sus viajes a la habitación, donde descubrieron a Bobi. Por suerte, no había corrido la misma suerte que sus hermanos, ya que estaba camuflado entre toda la madera.

Leonel y sus hermanos decidieron mantener en secreto la existencia de Bobi.

”Sabíamos que cuando el perro abriera los ojos, mis padres ya no lo enterrarían”, explica Leonel. “Era de conocimiento popular que este acto no podía ni debía hacerse”.

En cuanto a su dieta, Bobi siempre ha comido “comida humana”.