El nuevo Gobierno de Japón se enfrenta en el apartado económico a mayores dificultades, ya que pretende cambiar el rumbo de una locomotora exportadora que ha empujado a la segunda economía de mundo durante más de 50 años.
Yukio Hatoyama y el equipo económico del Partido Democrático, PD, tendrán que explicar cómo van a bajar impuestos, aumentar los subsidios y abaratar los servicios sin ahondar en la crisis japonesa, en la situación económica actual y una deuda pública que ronda el 180 por ciento del Producto Interior Bruto, PIB.
La Bolsa de Tokio recibió ayer la elección del nuevo primer ministro con una leve subida, aunque con caídas entre los valores de sector financiero y las obras públicas, que podrían ser afectados por normas más estrictas y una reducción del gasto público.
Prioridades
La primera promesa que los analistas creen que Hatoyama romperá será el compromiso preelectoral de no emitir más deuda pública o bonos del Estado para financiar sus programas sociales y ayudas a las familias.
Los cálculos del PD dependen de reducir los gastos inútiles vinculados a la gigantesca estructura burocrática del Estado japonés y replantearse el presupuesto aprobado por la anterior administración.
Con ello pretende financiar las ayudas al cuidado de los niños, hacer gratuita la educación secundaria, aumentar el sueldo mínimo y dar más ayudas al desempleo.
El PD quiere detener la ejecución de parte del presupuesto para obtener 78 mil 600 millones de dólares que le permitan financiar sus promesas, pero se ha encontrado con problemas; por ejemplo, que algunas partidas ya han sido ejecutadas.
Otro punto del famoso “Manifiesto de Minshuto”, como se conoce al programa electoral del Partido Democrático, es no aumentar el impuesto sobre el consumo, actualmente en 5 por ciento (en España es el 16 por ciento).
No obstante, los ingresos del Estado siguen contrayéndose y el PD planear reducir otros impuestos, como el que grava la gasolina o algunos gastos en educación, así como hacer gratuita la compleja y endeudada red de autopistas japonesa.
“Solución”
El anterior ministro de Finanzas, Kaoru Yosano, ha advertido de que para cumplir sus promesas el PD necesitaría aumentar los impuestos al consumo hasta el 25 por ciento.
Otra de sus promesas es reducir en 20 por ciento los gastos en la función pública antes del fin del año fiscal de 2013, para lo cual ha adelantado que bajará los sueldos de los funcionarios y recortará empleos.
Durante la campaña, el PD se hizo eco de las quejas de los ciudadanos que creen que los 575 mil empleados públicos son tratados mucho mejor que los trabajadores del sector privado.
Con todo, el PD espera ahorrar 12 mil 180 millones de dólares anuales en salarios pagados a los funcionarios.
Asimismo, el nuevo Gobierno pretende aumentar el sueldo mínimo y acabar con la temporalidad en el empleo, un tipo de contratación a la que cada vez recurren más las empresas japonesas afectadas por la crisis.