Moscú, Rusia.
Estados Unidos aumenta el cerco a la economía rusa. Las nuevas sanciones aprobadas ayer afectan al principal banco del país, un importante fabricante de armas y -por primera vez- al gigante energético Gazprom.
Estas medidas no afectarán, en principio, al suministro de gas a Europa. El veto a Gazprom tiene como objetivo impedir las exploraciones que la compañía lleva a cabo en el océano Ártico. La explotación de la zona, actualmente en fase de deshielo, es uno de los principales objetivos geoestratégicos de Rusia. Aparte de las enormes cantidades de energía que esconde, la zona podría convertirse en una de les principales rutas comerciales del planeta. Y Putin está obsesionado con su control.
El golpe de Washington perjudica -irónicamente- a una de las petroleras norteamericanas más grandes. ExxonMobil firmó, en 2011, un acuerdo de 3,200 millones de dólares con la compañía pública rusa Rosneft de exploración en el Ártico. Exxon estaba analizando este viernes el impacto de las nuevas limitaciones. Ambas compañías iniciaron las perforaciones el mes pasado.
Putin: Habrá respuesta
El presidente ruso reaccionó con su habitual frialdad a la séptima ronda de sanciones desde el estallido del conflicto en el este de Ucrania.
Vladimir Putin calificó las sanciones como “extrañas” e “ilógicas”. Pese a reconocer que la economía rusa experimenta “dificultades” aseguró que las pérdidas para Moscú serán “mínimas”. Es más, aseguró que los sancionadores tienden más a perder: “Conocemos las cifras de pérdidas que sufren las empresas europeas y estadounidenses como consecuencia de las medidas rusas de respuesta. Pero, como nos gusta decir en estos casos, esta no fue nuestra elección”, afirmó.
Finalmente, advirtió que no piensa cerrar la puerta a ningún socio comercial, pero que siempre hay alternativas antes de confirmar que habrá nuevas “medidas de respuesta”.
Bruselas busca negociar
Mientras tanto, la Unión Europea y Ucrania pusieron fecha a la entrada en vigor de su Acuerdo de Asociación, el próximo 1 de noviembre. El acuerdo tiene trampa, ya que su aplicación se atrasa un año hasta diciembre de 2015. Con la demora, Bruselas y Kiev quieren ganar tiempo para negociar con Moscú, que ve con muy malos ojos el acuerdo, que incluye la creación de una zona de libre comercio en uno de los mercados tradicionales para las exportaciones rusas.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, calificó el documento de “histórico” y adelantó que su Parlamento lo ratificará -presumiblemente- la semana próxima.
La UE a su vez se comprometió a dar un trato preferencial a los productos ucranianos.
Estados Unidos aumenta el cerco a la economía rusa. Las nuevas sanciones aprobadas ayer afectan al principal banco del país, un importante fabricante de armas y -por primera vez- al gigante energético Gazprom.
Estas medidas no afectarán, en principio, al suministro de gas a Europa. El veto a Gazprom tiene como objetivo impedir las exploraciones que la compañía lleva a cabo en el océano Ártico. La explotación de la zona, actualmente en fase de deshielo, es uno de los principales objetivos geoestratégicos de Rusia. Aparte de las enormes cantidades de energía que esconde, la zona podría convertirse en una de les principales rutas comerciales del planeta. Y Putin está obsesionado con su control.
El golpe de Washington perjudica -irónicamente- a una de las petroleras norteamericanas más grandes. ExxonMobil firmó, en 2011, un acuerdo de 3,200 millones de dólares con la compañía pública rusa Rosneft de exploración en el Ártico. Exxon estaba analizando este viernes el impacto de las nuevas limitaciones. Ambas compañías iniciaron las perforaciones el mes pasado.
Putin: Habrá respuesta
El presidente ruso reaccionó con su habitual frialdad a la séptima ronda de sanciones desde el estallido del conflicto en el este de Ucrania.
Vladimir Putin calificó las sanciones como “extrañas” e “ilógicas”. Pese a reconocer que la economía rusa experimenta “dificultades” aseguró que las pérdidas para Moscú serán “mínimas”. Es más, aseguró que los sancionadores tienden más a perder: “Conocemos las cifras de pérdidas que sufren las empresas europeas y estadounidenses como consecuencia de las medidas rusas de respuesta. Pero, como nos gusta decir en estos casos, esta no fue nuestra elección”, afirmó.
Finalmente, advirtió que no piensa cerrar la puerta a ningún socio comercial, pero que siempre hay alternativas antes de confirmar que habrá nuevas “medidas de respuesta”.
Bruselas busca negociar
Mientras tanto, la Unión Europea y Ucrania pusieron fecha a la entrada en vigor de su Acuerdo de Asociación, el próximo 1 de noviembre. El acuerdo tiene trampa, ya que su aplicación se atrasa un año hasta diciembre de 2015. Con la demora, Bruselas y Kiev quieren ganar tiempo para negociar con Moscú, que ve con muy malos ojos el acuerdo, que incluye la creación de una zona de libre comercio en uno de los mercados tradicionales para las exportaciones rusas.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, calificó el documento de “histórico” y adelantó que su Parlamento lo ratificará -presumiblemente- la semana próxima.
La UE a su vez se comprometió a dar un trato preferencial a los productos ucranianos.