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¿Por qué Donald Trump?, La pregunta del millón en EUA

  • 14 febrero 2016 /

Estudiamos de cerca al polémico precandidato republicano a la presidencia de Estados Unidos.

Washington, Estados Unidos.

Desde la distancia, no tiene sentido. ¿Cómo explicar que una ex estrella de un programa de TV -famoso por hacer dinero, un horroroso divorcio en la década de 1990, y el pedido de no permitir el ingreso de musulmanes al país- pudo haber ganado una primaria en New Hampshire?

Pero quienes se hacen esa pregunta no han estado nunca en un acto público de Donald Trump.

El público comienza a hacer las colas de acceso más de una hora de antes de que abran las puertas, aguantando temperaturas próximas a cero grados centígrados. Al momento en que Trump se sube al escenario -media hora tarde, a causa de la nieve- una multitud de entre 3.000 y 4.000 personas ya enfrentaron condiciones peligrosas para poder ver al ídolo.

Jeb Bush logró reunir apenas el 10% de ese número en el comedor de una escuela, dos días antes. Marco Rubio logró atraer alrededor de 1.000 personas, pero con la oferta de panqueques calientes, aunque en realidad haya servido café y galletas.

Foto: La Prensa

Lejos está Trump de preferir los locales pequeños que agradan al senador Ted Cruz en un intento por parecer más cercano a los electores.




Poco importa si la tradición política en New Hampshire es la de estrechar manos y hacerse fotos con electores en pizzerías y restaurantes. Fiel a su estilo, Trump simplemente alquiló el mayor espacio de la ciudad, el estadio Verizon Wireless Arena, con capacidad para 10.000 espectadores. Y todo -como el presentador se aseguró de recordar a los asistentes- pagado por Trump, de su propio bolsillo.

Acto de poder

En otros países, los políticos hacen todo el esfuerzo posible para fingir que son personas normales, pero a Trump nada le gusta más que recordarle a todo el mundo cuán rico y exitoso es.

Más que cualquier otra cosa, su acto de campaña proyecta poder. El escenario es decorado con un cartel que en rojo, blanco y azul repite su lema de campaña (Make America Great Again!) y una serie de banderas estadounidenses que se ven muy presidenciales.

Cuando ya todos están sentados, el presentador pide al público que por favor no use la violencia en caso de protestas. Claramente, estamos iniciando un noche diferente.

Foto: La Prensa

Trump monta todo un espectáculo en cada una de sus presentaciones.


Instantes previos a la llegada del astro de la noche, un video exhibido en una pantalla incluye una retrato de familia en un cuarto dorado, con su hijo menor montado en un león embalsamado.

Y en el instante en que aparece, el público parece perder la razón. Están cautivados. Cuanto más insulta a países y personas a quienes culpa por los males de Estados Unidos, más lo aman.

¿Puede uno imaginarse a un político llamar a otro 'cagón'? Trump lo hizo con Cruz. Durante el acto público, una mujer de la audiencia gritó algo sobre Cruz, y Trump no dejó pasar la oportunidad. 'Ella está diciendo que él (Cruz) es un cagón. ¡Eso es terrible!', gritó Trump abriendo los brazos en un gesto de falsa indignación, en medio de una enorme ovación y silbidos de aprobación.

Sus propuestas son tan conocidas que ya son incluso usadas para dialogar con las multitudes. '¿Quién va a pagar el muro?', preguntó al público. '¡México!', respondió el estadio entero en una sola voz, para luego iniciar el coro '¡USA!, ¡USA!, ¡USA!'

Los eufóricos seguidores del magnate esperan para saludarlo en cada acto de campaña.


Es evidente que resulta fácil burlarse del candidato y sus seguidores. A cada paso ha roto todas las reglas sobre campañas electorales, y sin embargo de alguna forma sigue al frente de los aspirantes Republicanos.

Es necesario acompañar uno de sus extraordinarios actos de campaña para que la razón se torne evidente. Mientras analistas en Washington y Nueva York ven a Estados Unidos como un rompecabezas de rojo y azul, o estados demócratas y republicanos, o de votantes negros y ciudades industriales, muchas personas están cansadas de ser vistas como bancos de voto, cuyas urnas sirven cada cuatro años y después son olvidadas.

Estadounidenses privados de derechos se acercan a Trump porque se han alejado de la política al tiempo que el les ofrece fama. Sienten resentimiento contra los políticos profesionales, con los medios de prensa y con todo el sistema. En varias ocasiones ocurrió que personas de la audiencia a quienes me acerqué se negaron a hablar con una periodista.

Trump es suficientemente inteligente para identificar los problemas y los miedos de muchos estadounidenses. Pero sus oponentes coinciden en que él no tiene ninguna de las respuestas.