El papa Francisco rezó este viernes de nuevo por el sufrimiento de los refugiados y los inmigrantes durante el sugestivo Vía Crucis nocturno en el Coliseo de Roma en el que se conmemora el calvario de Cristo antes de la crucifixión.
El tradicional rito alrededor del monumento romano, se celebró en un clima particular, marcado por las fuertes medidas de seguridad adoptadas desde los atentados de noviembre en París y mantenidas tras los recientes ataques de Bruselas que costaron la vida a 31 personas.
Toda la zona estaba vigilada por patrullas de la policía y el ejército además de cuerpos especiales de inteligencia, que controlaron los documentos de cada una de las personas que ingresaba a la zona.
El papa Francisco dirige su mensaje a los fieles congregados en el Coliseo romano.
|
Francisco, de 79 años, vestido con un abrigo blanco, asistió como el año pasado al rito desde la terraza del Palatino, bajo un toldo rojo instalado frente al imponente anfiteatro romano, donde soplaba una brisa fría, y no recorrió a pie las 14 estaciones.
Este año, el papa Francisco pidió al cardenal italiano Gualtiero Bassetti, entre los purpurados más amigos, que escribiera las meditaciones que tradicionalmente se leen en cada una de las 14 estaciones del calvario padecido por Cristo.
Parte de los fieles congregados con ocasión de los actos del Viernes Santo.
|
En cada estación del Vía Crucis se abordó un tema específico que preocupa al mundo, mientras la cruz fue cargada por fieles de numerosas nacionalidades, entre ellos latinoamericanos de Paraguay, Ecuador, Bolivia y México.
La cruz en las últimas estaciones fue llevada por los sirios Hadad Rana y Yusef Saghir y los hermanos franciscanos de Tierra Santa, en representación de regiones azotadas por los conflictos.
El Vía Crucis, que duró menos de dos horas, fue transmitido en directo por televisión a numerosos países.
Las autoridades condujeron un fuerte operativo de seguridad para evitar incidentes.
|
El domingo culminará las celebraciones de Semana Santa con la misa de Resurrección y el mensaje 'Urbi et orbi', a la ciudad y al mundo.