Más de 350 universidades estadounidenses reclaman al presidente electo Donald Trump que cambie de opinión y mantenga un programa que permite a cientos de miles de jóvenes sin papeles estudiar, trabajar y evitar una deportación.
Los llaman 'dreamers', o soñadores. Son unos 1,2 millones de jóvenes que fueron traídos ilegalmente a Estados Unidos cuando niños, crecieron sin documentos, se graduaron de la secundaria y muchas veces hablan mejor inglés que el idioma de sus padres.
No dejaremos entrar a agentes de inmigración a nuestros campus sin una orden judicial, ni compartiremos información sobre el estatus migratorio de estudiantes indocumentados con ellos a menos que sea requerido por una citación o fallo judicial John Coatsworth, Rector Universidad Columbia
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Unos 740.000 de ellos se han acogido al DACA ('Acción Diferida para la Llegada de Niños'), un programa aprobado en 2012 por el presidente Barack Obama que ha normalizado sus vidas, y que Trump prometió en su campaña eliminar 'inmediatamente' si triunfaba.
El DACA prorroga la deportación de estos jóvenes y aunque no les otorga fondos federales ni la codiciada 'Green Card' -el permiso permanente de residencia y trabajo-, les permite estudiar en la universidad, conseguir empleo y tener un permiso de conducir si llegaron al país antes de cumplir 16 años y si tenían menos de 31 años en 2012. Se renueva cada dos años.
'Inmenso desperdicio de talento'
A iniciativa del presidente del Pomona College de California, David Oxtoby, más de 350 universidades, incluidas las célebres Columbia, Harvard, Yale, UCLA, UC Berkeley y Stanford, firmaron en la última semana una declaración en defensa de los indocumentados que estudian en sus campus, la mayoría beneficiarios del DACA.
'A los líderes de nuestro país les decimos que el DACA debe ser mantenido, continuado y expandido', lee la declaración, que cada día suma más firmas y no menciona directamente al presidente electo.
'Este es tanto un imperativo moral como una necesidad nacional. Estados Unidos precisa talento y estos estudiantes, que han crecido y han sido educados en Estados Unidos, ya son parte de nuestra comunidad nacional. Representan lo mejor de Estados Unidos', añade.
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Muchas grandes ciudades del país con alcaldes demócratas como Nueva York, Chicago y Los Angeles también se han rebelado contra los planes de deportación de Trump y han prometido proteger a sus residentes indocumentados, aunque eso signifique perder millonarios fondos federales.
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En su campaña electoral, Trump consideró el DACA como una 'amnistía ejecutiva ilegal' de Obama. Pero nunca precisó si terminar con él significa no aceptar nuevos aplicantes, o abolir definitivamente todo el programa.
El propio Obama urgió a Trump a 'pensar largo y tendido' antes de eliminar el DACA y perjudicar a jóvenes 'que a todos los efectos prácticos son estadounidenses'.
La presidenta de la Universidad de Harvard, Drew Faust, anunció el lunes que ampliará un programa sobre refugiados e inmigrantes en la escuela de derecho y llevará al campus a expertos en migración para ofrecer asistencia legal a sus 40 estudiantes sin papeles, informó el diario universitario Harvard Crimson.