Utiliza un disfraz que vale 10 mil euros, tiene una cola de dos metros de largo, y la ayuda a nadar fácilmente bajo el agua.
La modelo de 32 años de edad puede bucear sin necesidad de oxígeno hasta una profundidad de 30 metros, habilidad que utiliza para promover la conservación del océano.
“Crecí como un bebe en el agua. Mis padres son nadadores profesionales (…) Siempre esperaba con interés las vacaciones para ir a nadar. Tengo un magnetismo con el agua”, dijo la californiana.
“Siempre he sido buceadora, pero no me dí cuenta de que era un deporte hasta que tenía 10 años. Poco tiempo después comencé a entrenar”, agregó, al tiempo que explicó que “el buceo libre es 70% psicológico, porque para hacerlo bien hay que estar muy tranquila y a gusto con el agua”.
