De entre 18 y 35 años de edad. Físicamente agraciadas. Con una estatura mínima de 1.70 metros. Preferiblemente universitarias. Vestidas con elegancia y sobriedad. Nada de minifaldas, ni escotes.
Ésas son las características requeridas por el líder libio Muamar Gadafi para las 600 chicas que, a razón de 200 al día, desde el domingo y hasta ayer se ocupan de animar las veladas del coronel durante su estancia en Roma.
Gadafi se encuentra en la capital italiana para participar en la Cumbre mundial de seguridad alimentaría de la FAO.
Las “velinas” de Gadafi son pagadas, aseguran, para escuchar una arenga del dictador libio sobre las maravillas del islam y el magnífico trato que, a su juicio, la religión musulmana reserva a las mujeres.
El domingo por la noche, una primera tanda de 200 chicas tuvo ocasión de atender en la embajada de Libia en Roma una disertación de Gadafi sobre las bondades de la religión de Mahoma.
“El islam no discrimina a las mujeres”, explicó el coronel a las jóvenes que componían su auditorio, al tiempo que las instaba a abandonar el cristianismo y convertirse a la fe musulmana.
“Se trata de una especie de apostolado. Gadafi está intentando hacer entender a las italianas que el islam no es una religión en contra de las mujeres”, aseguró a El Mundo Alessandero Londero, responsable de Hostessweb, la agencia romana de azafatas que se ocupa de reclutar a las chicas de Gadafi.