Un aire de fiesta, con calles recién asfaltadas, grandes carteles de bienvenida y una multitud de peregrinos esperan al 'humilde' y 'carismático' papa Francisco en Aparecida, el mayor santuario católico de Brasil.
Ubicada en un valle en el estado de Sao Paulo, la ciudad de 35.000 habitantes se agita estos días con visitantes que no paran de subir hasta la colina donde está el famoso Santuario de Nuestra Señora de Aparecida, la virgen negra patrona de este país.
Participantes o no de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que arranca este martes en Rio de Janeiro presidida por el papa, los peregrinos aguardan la misa del miércoles en el Santuario, al que el primer papa latinoamericano de la historia viajará por unas pocas horas en un acto de devoción personal.
'Es carismático y queremos estar cerca de él para sentir la calidez de su espíritu: esa es la manera para que los más jóvenes se acerquen a la iglesia en América Latina', comentó a la AFP el mexicano Emanuel Robles, de 29 años.
'Me gusta su sencillez y humildad, dos cosas que le hacen mucha falta a la Iglesia católica', señala de su lado Pedro Hernández, de 27 años, otro mexicano.
Aparecida recibe más de 10 millones de visitantes cada año atraídos por el Santuario, cuya enorme Basílica comenzó a ser construida en 1955 y aún sigue en obras. La primera iglesia para la virgen, en pie tras más de 200 años, está levantada en otro lugar.
Con capacidad para unas 300.000 personas, es el más grande sitio de peregrinaje católico de Brasil, el mayor santuario mariano del mundo y un lugar de fuerte devoción para Francisco, que ya lo visitó en 2007 para la V Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam).
En esa reunión, a la que asistió el papa Benedicto XVI, el entonces arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio presidió la comisión que redactó el documento final.
En ese texto con un fuerte mensaje social y político, la Celam plasmó 'la opción por los pobres' de la iglesia en América Latina, el continente donde se concentra más del 40% de los católicos del mundo.
El papa Juan Pablo II también visitó Aparecida en 1980.
Para Francisco, venir a este lugar durante su visita a Brasil 'era fuertemente deseado por razones de devoción mariana y también porque ahí fue la gran asamblea de la Celam', declaró hace unos días el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
Jóvenes con banderas de Canadá, Sudáfrica, Italia, El Salvador, Perú y de tantos otros países recorren los pasillos del más grande santuario de Brasil, el país que tiene la mayor cantidad de católicos en el mundo.
Pese al frío y el viento, una vigilia con música y oraciones animaba a los peregrinos la noche del martes, cuando largas filas ya se formaban para la misa del día siguiente.
Orando contra los nervios
Gabriel Mota dice que cada noche, antes de dormirse, reza por su gran estreno del miércoles. Nunca ha estado ante un papa y la emoción lo embarga.
'Estoy muy nervioso', contó a la AFP este violinista de 16 años, miembro de la orquesta juvenil del Santuario que en la misa del miércoles estará a cargo de la música.
'Tocar para el papa es muy emocionante. Tengo ansiedad y cada noche rezo para que todo salga bien', añadió.
El papa recorrerá poco más de dos kilómetros en un papamóvil semidescubierto, entre el Santuario y el seminario Bom Jesus, donde descansará y almorzará después de la misa en la Basílica, a la que se prevé la asistencia de 15.000 personas.
Otras 200.000 son esperadas en todo el recinto, donde grandes pantallas transmitirán la liturgia. Unos 5.000 militares y policías estarán a cargo de la seguridad en el santuario, donde el domingo se detectó una bomba de fabricación casera en un baño.
En el trayecto en papamóvil, Francisco pasará por calles recién asfaltadas, con nuevas señales y una que otra mano de pintura. A lo ancho, colgando desde los edificios, grandes carteles van a saludarlo.
'Decimos que el papa es el mejor alcalde que podemos tener: ¡en menos de una semana consiguió que se arreglara el asfalto!', bromea María Elena de Oliveira, dependienta de una farmacia en la avenida por donde pasará el pontífice.
Pero Francisco, a quien muchos llaman el 'papa de los pobres' por su discurso de fuerte contenido social y sus gestos de humildad en momentos en que la Iglesia católica está en crisis, probablemente no verá en su recorrido que otras calles siguen en mal estado, que hay basura acumulada en las esquinas y muchas casas humildes están a medio construir.