El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo estar devastado tras el ataque cerca del Capitolio que dejó un agente muerto y otro herido ayer viernes.
'Jill (su esposa) y yo tenemos el corazón roto tras enterarnos del violento ataque contra un control de seguridad del Capitolio de Estados Unidos', dijo el mandatario en un comunicado en el que indicó que ordenó colocar la bandera de la Casa Blanca a media asta.
Un policía murió y otro resultó herido después de que un conductor los atropellara fuera del perímetro de seguridad del Capitolio de Estados Unidos, antes de salir del coche -cuchillo en mano- y ser abatido, en un incidente ocurrido tres meses después de la violenta toma del Congreso.
Los Biden viajan hacia el Camp David en Maryland. Foto AFP
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El incidente se produjo cuando el sospechoso atropelló a los dos agentes que custodiaban la barrera norte del Capitolio, indicó la jefa de la policía del Congreso, Yogananda Pittman.
El sospechoso salió del vehículo con un cuchillo en la mano y no respondió a las advertencias que le hicieron los agentes presentes en el lugar, tras lo cual los policías le dispararon.
'Uno de nuestros agentes sucumbió a sus heridas', dijo Pittman en una conferencia de prensa. Poco después el cuerpo policial identificó al agente fallecido como William F. Evans e indicó que llevaba 18 años de servicio, el otro uniformado está estable y fuera de riesgo.
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Medios estadounidenses informaron que responsables identificaron al atacante como Noah Green, un afroamericano originario de Indiana, de 25 años, y seguidor del movimiento nacionalista negro 'Nación del Islam'. También publicaron algunos extractos de su perfil de Facebook, ya desactivado.
Pittman dijo que no hay indicios disponibles sobre sus motivaciones o expedientes policiales sobre él.
'No parece' terrorismo
El hecho 'no parece estar relacionado con el terrorismo, pero tenemos que seguir investigando', indicó a los periodistas Robert Contee, el jefe de la policía Metropolitana de Washington.Green se graduó en la Universidad Christopher Newport, Virginia, donde jugó al fútbol americano y obtuvo un diploma en finanzas en 2019, según confirmó la institución. Algunas de sus publicaciones en línea en marzo sugirieron que tenía un elevado nivel de desesperación y paranoia.
Dijo que estaba desempleado y tenía problemas de salud, e hizo referencias a conceptos bíblicos sobre el fin de los tiempos. Escribió que había enfrentado 'pruebas inimaginables' y ahora estaba 'en busca de un viaje espiritual'.
En una publicación aseguró haber sido atormentado por el FBI y la CIA, hospitalizado y sometido a 'control mental', y tildó al gobierno de ser 'el enemigo número uno de los negros'.
También dijo que era seguidor de Louis Farrakhan, líder del movimiento 'Nación del Islam', conocido por su antisemitismo. Facebook dijo que había eliminado la cuenta de Green de la red social, así como de Instagram, y que eliminaría 'cualquier contenido que elogie, apoye o represente al ataque o al sospechoso'.
'Mártir de la democracia'
Tras lo ocurrido el viernes, el Capitolio y los edificios adyacentes fueron cerrados, se ordenó al personal alejarse de las ventanas y se impidió la entrada o la salida del lugar. Después, las autoridades levantaron la alerta.La líder de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, decretó que se coloquen las banderas del Capitolio a media asta y dijo que el policía fallecido es 'un mártir de la democracia' y afirmó que el Congreso está listo para ayudar a las fuerzas del orden para una investigación 'rápida y exhaustiva'.
El líder de la mayoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, aseguró que tenía el 'corazón roto' por la tragedia del oficial muerto. Durante su comparecencia, Pittman pidió a la ciudadanía que rece por la policía del Capitolio, 'este ha sido un tiempo extremadamente difícil para nosotros', agregó.
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El líder de la minoría republicana del Senado, Mitch McConnell, lamentó que 'una vez más los valientes policías del Capitolio fueran violentamente atacados sólo por hacer su trabajo'.
Este incidente se produce después del asalto del edificio del Capitolio perpetrado el 6 de enero por partidarios de Trump que querían interrumpir la certificación de las elecciones. El grupo buscaba impedir la oficialización de los resultados de las elecciones de noviembre en las que Biden se impuso a Trump, después de que el exmandatario republicano clamara sin aportar pruebas que hubo fraude en los comicios.
En los incidentes de enero murieron cinco personas, incluido un agente de la policía del Capitolio. Desde entonces, los altos mandos de seguridad han advertido que existe la amenaza de grupos de extrema derecha y de seguidores del expresidente Trump.