El grupo Estado Islámico (Isis), que sufrió recientemente derrotas en Siria e Irak, aprovecha de su fama para convencer a otras organizaciones yihadistas o a individuos aislados para matar en su nombre, según expertos.
En la mayoría de estos casos, los autores de ataques no mantuvieron ningún contacto directo con el Estado Mayor del 'califato', proclamado por Isis en Siria e Irak, que se limita a reivindicar los atentados 'a posteriori', consiguiendo así una expansión y una importante presencia internacional sin mucho esfuerzo.
'Desde el principio, (Isis) había proclamado su intención de ser un movimiento yihadista global', explica Michael Kugelman, del instituto de investigación Woodrow Wilson Center de Washington. 'Hasta hace poco se concentraba en la gestión del califato (...), pero como empezó a perder terreno, adoptó un enfoque más global'.
'La gran cuestión, tras los atentados de Yakarta (reivindicados por Isis el jueves) y otros perpetrados en el mundo durante los últimos meses, es: ¿esos militantes fueron enviados directamente por Isis o sólo fueron inspirados por el grupo?', pregunta.
Como todos los expertos, Kugelman considera que, en la mayoría de los casos, Isis se limita a reivindicar las acciones cometidas por individuos o grupos a los que inspira.
'Llegados a este punto (...), creo que la mayoría son militantes descontentos, que combatían en otra organización y que fueron atraídos por una causa que consideran más dinámica', dice.
En Afganistán y en Pakistán, por ejemplo, varios grupos afiliados Isis aparecieron de repente en los últimos meses reivindicando ataques.
Isis, que aceptó la afiliación de grupos de ocho países -Argelia, Nigeria, Libia, Egipto, Arabia Saudita, Yemen, Afganistán y Pakistán- y declaró que eran 'provincias' de su califato, dirigió o inspiró atentados en al menos 17 países en 2015, provocando la muerte de un millar de personas, según el Institute for the Study of War. AFP