La creciente inseguridad y las dificultades económicas que enfrenta Guatemala, así como una crisis política desatada el año pasado por el crimen de Rodrigo Rosenberg, del cuál fue responsabilizado injustamente el presidente Álvaro Colom, marcaron ayer el segundo aniversario de su gobierno.
Después de ocho meses de tensiones tras el asesinato del abogado Rodrigo Rosenberg, que una comisión investigadora de la ONU determinó que planificó su propia muerte, un sereno Colom presentó ayer su segundo informe anual ante el Congreso, en el que destacó diversos avances sociales. El mandatario socialdemócrata afirmó, ante diputados y miembros del cuerpo diplomático, que Guatemala avanzó en educación, salud y el combate a la pobreza, que afecta al 80% de sus 13 millones de habitantes.
Progresos
Colom dijo que unos 365,000 niños adicionales se inscribieron en la escuela, gracias a que su gobierno aumentó las vacantes, y que medio millón de mujeres pobres recibieron un subsidio de 38 dólares mensuales por enviar a sus hijos a la escuela y llevarlos a controles mensuales de salud.
“Estoy convencido que la pobreza no deja de existir por el hecho de no reconocerla”, afirmó el mandatario.
Sin embargo, admitió que los logros se vieron afectados por la crisis económica, que causó un déficit de 875 millones de dólares, el calentamiento global que acentuó una hambruna que dejó unos 400 muertos en el país, y por el crimen de Rosenberg, el 10 de mayo pasado, que provocó una crisis política. “Reconozco que hay muchos rezagos, pero la sequía por el cambio climático afectó a cientos de miles de familias pobres, así como la crisis económica mundial”, expresó.
La inseguridad es la principal crítica a su gestión, el gobernante no mencionó este tema en su informe al Congreso.