Policías ministeriales y de la Estatal Fronteriza de Chiapas torturaron, abusaron sexualmente y acusaron falsamente de pertenecer a una banda de asaltante a un migrante hondureño radicado de manera legal desde hace más de 20 años en esta localidad.
En conferencia de prensa, el hondureño de 34 años de edad, que pidió el anonimato por temor a represalias, narró que el 1 de agosto de 2012 fue detenido por un grupo de nueve policías que vestían de civil y se cubrían el rostro con pasamontañas, cuando se encontraba en compañía de unos amigos en un terreno propiedad de una de sus hijas.
Declaró que amenazado con una pistola fue subido a una, de dos unidades sin placas de circulación -auto pequeño de color azul marino con dos franjas grises en la parte delantera y una camioneta blanca-, donde le taparon la cara con su misma camisa. Refirió que los policías lo acusaban de dedicarse al asalto y que había un video en el que aparecía robando con una pistola, publicó ayer en su portal web el diario mexicano El Universal.
“Me decían con insultos que hablara, que les dijera adónde vivía Chary”, relata el hondureño, quien ha trabajado como vocalista de varios grupos musicales locales.
Ola de agresiones
Indicó que luego de varias vueltas por la ciudad fue trasladado a las instalaciones que ocupa la Policía Sectorial del estado, donde fue torturado de manera brutal y abusado sexualmente, según consta en la averiguación previa 141/FEDCCI-CJT1/2012, interpuesta ante la Fiscalía Especializada en Delitos Cometidos en Contra de Inmigrantes, en contra del comandante David Ruiz y quienes resulten responsables de los delitos de abuso de autoridad, violación y lo que resulte.
“Con tal que no me siguieran torturando, decidí llevarlos a casa de mi mamá, adonde con insultos y violencia física entraron al domicilio, pero no encontraron nada, pero esto enfureció más a los policías”, relata temeroso el hombre, quien padece una discapacidad en su mano izquierda.
“Me llevaron a un lugar de aguas negras, me amarraron a unas tablas y sumergían mi cabeza. A pesar de que les decía que era inocente y que no sabía de qué me acusaban, lo único que recibía era burlas y más agresiones físicas y verbales de parte de los policías”,
Luego de tres días y negarse a pagar 50 mil pesos, el hondureño fue puesto a disposición del Ministerio Público Federal por el delito de posesión de arma de fuego y recluido al Centro de Reinserción Social del Estado número 3, pero el juez le fijó una fianza de 10 mil pesos y tras pagarla fue ordenada su libertad.
Sin embargo, cuando se disponía a abandonar la cárcel, le fue notificada otra orden de aprehensión donde Norma Verónica N. lo acusaba del delito de robo con violencia, denuncia con varias irregularidades.
A ocho meses de haber sido torturado, abusado y acusado falsamente del delito de robo, la “pesadilla” que vivió no termina, ya que los policías han amenazado con matar a sus hijos si continúa con la demanda y la queja ante organismos defensores de derechos humanos.