Originaria de Sabanagrande, Francisco Morazán, la enfermera llegó a Estados Unidos en 1968 y se “partió la espalda” limpiando casas y cuidando niños y ancianos.
Tras recorrer varias ciudades estadounidenses decidió residir en Miami y con esfuerzo logró obtener la ciudadanía. Es fiel devota del Sagrado Corazón y de la Virgen María. Todos los días enciende velas y les pone flores a sus santos porque está segura que sólo una ayuda divina puede ayudarla a conservar su techo. María compró su casa con apoyo de uno de sus patrones, le pagaron las prestaciones, sacó sus ahorros y logró juntar la prima de una casa, fueron 22,000 dólares, unos 418,000 lempiras.
Quedó pagando 800 dólares mensuales y lo hacía sin problemas gracias a los ingresos que tenía por el trabajo “que no abundaba, pero tampoco faltaba”, relata.
Decidió compartir su vida y la casa con un cubano con quien se casó pero no procreó ningún hijo. “No me di cuenta que él era alcohólico y me casé ilusionada, cuando debíamos ya sólo 35,000 dólares él decidió hipotecar la casa por 250,000 dólares para remodelarla, luego me abandonó y con la crisis económica yo ya no tenía trabajo como antes y empecé a atrasarme en mis cuotas”.
Sufrió dos duros golpes consecutivos: su esposo la abandonó y la dejó más endeudada con la vivienda porque su cuota de 800 dólares mensuales se triplicó con la hipoteca. La mujer no pudo hacerle frente al compromiso financiero y ante la desesperación solicitó poner su casa en “modificación”. María busca modificar el préstamo hipotecario que tiene, pues no puede pagar las cuotas actuales. La esperanza de María es beneficiarse con algún programa para personas de bajos recursos pero no ha tenido suerte.
“Tengo cinco meses de haber pedido la modificación y dicen que puede tardarse hasta un año en obtener respuesta”. De lograr la modificación del préstamo, según ella, puede tener uno de tres resultados: reducir la tasa de interés, extender el plazo de préstamo o conseguir el perdón de alguna parte de la deuda. Lo importante es no perder su casa.
La hondureña vive sola y relata que otros parientes suyos que también viven en EUA están a punto de perder sus casas por el mismo problema: las cuotas que pagan son demasiado elevadas y no hay trabajo para obtener fondos. “No podemos pagar, pero primero Dios vamos a salir de este problema”. Actualmente la mujer logra recaudar unos mil dólares mensuales durante los días que trabaja.
Antes devengaba hasta 3,500 dólares. La situación está cada día peor y ahora lo único que le queda es rezar para no perder su vivienda. Ella no puede pagar y eso es castastrófico en un país donde se debe cuidar el historial de crédito para no perder sus pertenencias. Es una casa de tres habitaciones, con cocina, comedor, o sea lo necesario para vivir cómodamente.
Testimonios
La historia de doña María es apenas una de las miles que se cuentan en las calles de Estados Unidos donde los latinos la están pasando difícil producto de la crisis inmobiliaria.
Los carteles de “Se vende” están por doquier en Miami y Nueva York; la morosidad ha aumentado y los hondureños que son propietarios de casas en EUA no saben qué hacer para salvar sus propiedades. “Los bancos están duros y nosotros nos vemos en dificultades, yo tengo una casa en Biscayne y con las remesas logramos construir una en Honduras, pero ahora no sabemos qué hacer.
Nos veremos obligados a vender una para salvar la otra”, dice Carlos Flores, originario de El Progreso, Yoro.
Por la crisis inmobiliaria muchos renegociaron sus deudas y fueron obligados a pagar una mensualidad mayor.
Hoy el gran problema es que como los ingresos no son suficientes, muchos hondureños que han logrado a adquirir algún inmueble en el país del norte están vendiendo la casa que construyeron en Honduras para poder ponerse al día con las deudas si es que no logran una renegociación conveniente.
Lo grave, según Francisco Portillo, líder hondureño en Miami, es que ya hay casos de catrachos que han perdido ambas casas.
“Conocemos muchas historias que dan ganas de llorar y lo más lamentable es que no podemos hacer nada, la crisis financiera y la falta de trabajo son las causantes para estos desenlaces”, asegura el dirigente.
La crisis inmobiliaria pegó fuerte; muchos hondureños han optado por retornar a su patria; otros están capeando el temporal porque han logrado cierta solidez económica.
La crisis inmobiliaria estalló en EUA en agosto de 2007 después de que miles de hipotecas de alto riesgo, preferentemente utilizadas para la adquisición de viviendas y orientada por los bancos a clientes con escasa solvencia, no pudieran cumplir con los pagos desatando una burbuja que arrastró a las instituciones bancarias, empresas, personas particulares y bolsa de valores.
El Consejo Nacional La Raza dijo en conferencia de prensa que alrededor de 1,300,000 hogares latinos perderían su casa a causa de hipotecas impagables en los próximos cuatro años.
Los latinos se beneficiaron de la compra de viviendas a bajo costo durante el auge del mercado inmobiliario en 1990; pero hoy es uno de los sectores más golpeados durante la recesión económica actual y doña María está en esa lista.