Una guerra fratricida entre demócratas forzó a aplazar la votación el Congreso de un vasto plan de gastos en infraestructuras que el presidente estadounidense Joe Biden convirtió en el barco insignia de su mandato.
En la tarde de ayer jueves, el presidente se había anotado un punto, al lograr in extremis una extensión presupuestal que evitó el cierre de los servicios públicos federales.
Por 254 votos a 175 la Cámara de Representantes aprobó una ley enviada por el Senado que prolonga el actual presupuesto hasta el 3 de diciembre. Biden promulgó rápidamente el texto para evitar un corte abrupto del dinero a los servicios federales desde la medianoche, dijo la Casa Blanca.
La probación “de esta ley nos recuerda que cooperación entre los partidos es posible”, dijo Biden. “Aún quedan cosas por hacer”, añadió el mandatario quien enfrenta la amenaza de un histórico default si el Congreso no eleva el tope de endeudamiento del gobierno.
Además, los legisladores de su partido Demócrata resolvieron aplazar sine die la votación de un plan de 1,2 billones de dólares en infraestructuras que figura al tope de las prioridades de Biden.
La votación de ese proyecto estaba prevista para la noche del jueves pero las negociaciones entre los demócratas que controlan la Cámara de Representantes, seguirán el viernes.
“Hubo mucho progresos esta semana y estamos más cerca que nunca de un acuerdo”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki. “Pero aún no hemos llegado allí, de modo que vamos a necesitar más tiempo”, añadió
La presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se había comprometido a organizar una votación esta semana con congresistas de centro, ansiosos por aprobar cuanto antes este proyecto tan popular entre los votantes.
Pero el ala izquierda del partido prometió frustrar la votación por no haber recibido un compromiso claro para aprobar un proyecto de gastos sociales por 3.500 millones de dolares.- Tiempo limitado -
El Congreso vive horas cruciales. Los legisladores deben ahora aumentar antes del 18 de octubre la capacidad de endeudamiento del país si quieren evitar el primer default en la historia de la mayor potencia económica mundial.
“El tiempo es limitado, el peligro es real”, remarcó Chuck Schumer el jueves.
Los republicanos rechazan suspender el límite de emisión de deuda, pues consideran que sería un cheque en blanco para el gobierno de Biden.
Por eso dejaron la decisión en manos de los demócratas, que deberán apelar a sus propios votos para aprobar esta medida a través de una maniobra parlamentaria que podría tomar tiempo.
Pero Schumer asegura que “esta vía es demasiado arriesgada”, y señala que la deuda se acumuló sobre todo bajo anteriores gobiernos.
La Cámara de Representantes aprobó por su parte el miércoles un texto que prevé suspender el techo de la deuda hasta diciembre de 2022, pero sin apoyo republicano en el Senado la iniciativa nació muerta.
Un manto de duda rodea estos planes clave del gobierno de Biden, que implican un gasto estimado en torno a los 5 billones de dólares.
La administración Biden ya está tratando de preparar a la opinión pública para la eventualidad de una postergación de la adopción de estos megaproyectos.
“No es un gran cataclismo si no hay votación hoy”, había dicho a CNN la secretaria de Energía, Jennifer Granholm.
Pero aquí también se acaba el tiempo: los demócratas corren el riesgo de perder sus ajustadas mayorías en las elecciones parlamentarias de noviembre de 2022.