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Extraen bala a niña activista tiroteada por talibanes

  • 10 octubre 2012 /

“De camino a la escuela, oí a un hombre decir: ‘Te voy a matar”, el relato de una menor en Pakistán.

La defensora de los derechos de las niñas en Pakistán Malala Yusufzai, de 15 años, se encuentra hoy estable, tras haberle sido extraída una bala del cuello después del ataque de los talibanes que sufrió ayer cuando volvía de la escuela.

En una operación que duró tres horas, los médicos le extrajeron la pasada madrugada un proyectil -de los dos que recibió- que se le había alojado en el cuello, cerca de la médula espinal, según el diario Express Tribune.

Los doctores han aconsejado que sea trasladada fuera del país para recibir un mejor tratamiento y varios medios afirman que será llevada a Dubái en cuanto el equipo médico lo autorice.

La niña adquirió relevancia internacional hace tres años, cuando se conoció su identidad después de explicar bajo pseudónimo en un blog el régimen de terror impuesto por los talibanes en su región natal del Valle de Swat, en el extremo norte de Pakistán.

Aquella osadía y la de su familia, que la animó a seguir yendo a la escuela a pesar de la prohibición de los integristas contra la educación de niñas, le valió duras amenazas del grupo talibán local, dirigido por el 'maulana' (o maestro) Fazlulá.

A pesar de que los talibanes fueron expulsados de Swat en 2009, la amenaza siguió vigente y ayer se materializó cuando la joven volvía junto a dos compañeras de realizar unos exámenes en la escuela.

'Dos hombres detuvieron el vehículo, preguntaron quién era Malala y le dispararon a ella y a sus colegas', dijo hoy a Efe un responsable policial de Swat, Wazir Badshá, quien reconoció que nadie ha sido aún arrestado por la agresión.

Los talibanes reivindicaron el ataque en un extenso comunicado enviado a medios locales en el que afirmaban que 'Malala fue atacada por su papel pionero en la prédica del secularismo y de la llamada ilustración moderada'.

El texto, firmado por el portavoz de los talibanes agrupados bajo las siglas TTP, Ensanulá Ehsán, recurre a pasajes del Corán para justificar el ataque a niñas y dice que matar a Malala era una 'obligación bajo la 'sharía' (ley islámica)'.

El ataque ha tenido gran impacto en el país, donde Yusufzai recibió el año pasado el Premio Nacional de la Paz por su defensa de la educación de las niñas como ella frente a los postulados de los integristas radicales.

'Estamos a muerte contra la coeducación y el modelo educativo secular, y la 'sharía' nos ordena ir contra él', reza el comunicado de reivindicación de los talibanes.

Malala se convirtió en un símbolo de la lucha de las nuevas generaciones, en especial de las niñas, por poder acceder a la educación a pesar de los postulados conservadores que aún imperan en buena parte de la sociedad paquistaní.

El atentado ha suscitado la condena de todas las autoridades de Pakistán, con el presidente, Asif Alí Zardari, y el primer ministro, Rajá Pervez Ashraf, a la cabeza, pero también de voces llegadas de fuera del país.

'El futuro de Pakistán pertenece a Malala y las valientes jóvenes como ella. La historia no recordará a los cobardes que intentaron matarla en la escuela', dijo a través de Twitter la representante de EEUU en Naciones Unidas, Susan Rice.

“De camino a la escuela, oí a un hombre decir: ‘Te voy a matar”

“Tengo miedo. De camino a la escuela, oí a un hombre [que decía] ‘te voy a matar’”, escribió Malala Yousafzai en su blog. La joven activista, que ahora tiene 14 años, sabía el peligro que corría desde que en 2009, la BBC en urdu empezó a publicar su diario. Allí reflejó, a través de su mirada de niña, el horror que supuso para su comarca, el valle del Swat, el progresivo control de los talibanes, desde 2007, que terminaron por cerrar las escuelas femeninas dos años más tarde. Con sus palabras, insistió en defender el derecho de las niñas paquistaníes a recibir una educación.

“Cuando hacemos fila en el patio por la mañana nos han dicho que no llevemos ropa de colores porque podría molestar a los talibanes”, anotó Malala en el diario que aparecía bajo el seudónimo de Gul Makai. En otra ocasión contó que iban al colegio con ropa de calle para que el uniforme no delatara que eran estudiantes. “Escondíamos los libros bajo el chal”, explicaba.

Finalmente, llegó el día que cerraron la escuela. “Como hoy ha sido nuestro último día de clase, hemos decidido jugar un poco más en el patio. En mi opinión, la escuela volverá a abrir un día, pero cuando me iba he mirado al edificio como si no fuera a regresar nunca”, reflejó Malala.

Su identidad solo se conoció después de que el Ejército recuperara de nuevo el control del valle a mediados de 2009. Entonces, el Gobierno la condecoró por su valor con el primer Premio Nacional de la Paz y también recibió varios galardones infantiles internacionales. Hija de un maestro, sus padres apoyaron su campaña y se mostraron orgullosos de ella. Con el reconocimiento, llegaron también las amenazas de los fanáticos. Malala, que primero quería ser médico y luego estudiar leyes para dedicarse a la política ha conseguido salvar la vida, pero los talibanes ya han dicho que volverán a intentar asesinarla.