Después de casi dos semanas de intensa búsqueda, las autoridades lograron detener a Grant Hardin, un exjefe de policía conocido como “El Diablo de los Ozarks”, condenado por asesinato y violación.
Hardin había escapado el pasado 25 de mayo de la prisión de Calico Rock, en el norte de Arkansas, donde cumplía condenas de 30 años por asesinato y 50 años por violación desde 2017. Según las investigaciones preliminares, logró burlar la seguridad del penal al disfrazarse como un guardia y suplantar su identidad, lo que le permitió atravesar una puerta de seguridad sin ser verificado.
El portavoz del sistema penitenciario estatal, Rand Champion, señaló que el fugitivo fue hallado a apenas 2.4 kilómetros de la prisión, cubierto de lodo y visiblemente cansado. “Probablemente llevaba días sin energía”, comentó. Hardin intentó huir, pero fue reducido de inmediato por los agentes y no presentó resistencia.
Para confirmar su identidad, las autoridades usaron sus huellas dactilares y, posteriormente, lo trasladaron bajo custodia. La grave brecha de seguridad que permitió la fuga está siendo investigada, pues las normas exigen una verificación exhaustiva antes de abrir cualquier acceso dentro del penal.
La búsqueda de Hardin movilizó a múltiples agencias, con helicópteros, drones, perros rastreadores y hasta patrullas a caballo recorriendo las montañas del norte de Arkansas. Incluso un equipo táctico de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos participó en el operativo, dada la dificultad del terreno y las intensas lluvias que complicaron el rastreo.
Al momento de su captura, Hardin se encontraba deshidratado pero sin lesiones graves. Fue esposado y entregado a la policía estatal de Arkansas.
La historia de su fuga y posterior captura ha generado gran atención debido a su historial criminal y al riesgo que representaba para la comunidad. Se espera que las investigaciones determinen responsabilidades por las fallas de seguridad que hicieron posible su huida.