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'Ejército de belleza” norcoreana invade Seúl

  • 10 febrero 2018 /

Pyongyang envía una nutrida delegación de deportistas a los Juegos Olímpicos de Invierno, incluyendo más de 200 animadoras que buscan romper el hielo entre las Coreas.

    Corea del Sur.

    Los Juegos Olímpicos de Invierno en PyeongChang, ya conocidos como “los Juegos de la Paz”, simbolizan un momento histórico en el deshielo de las relaciones entre ambas Coreas, después de que la tensión en la península alcanzara cuotas históricas en los últimos meses.

    Los 22 deportistas de Corea del Norte, acompañados de dirigentes, así como de 200 animadoras, entraron oficialmente el pasado jueves en la Villa Olímpica de Gangneung, la localidad costera que alberga las pruebas de hielo de los Juegos.

    Cuando el himno de Corea del Norte sonaba en el lugar, la bandera norcoreana fue alzada, luchando contra el viento.

    Después, las producciones musicales del Norte y del Sur se sucedieron, y el ambiente era convivial con intercambios entre gente de los dos países.

    North Korean cheerleaders walk to their accomodation at the Inje Speedium, a racetrack and hotel complex, in Inje, north of Pyeongchang, on February 7, 2018 ahead of the Pyeongchang Winter Olympic Games.More than 200 young North Korean women arrived in South Korea to root for athletes from both sides of the peninsula at the Winter Olympics. / AFP PHOTO / JUNG Yeon-Je



    Cuando el grupo de breakdance surcoreano B-Boy intentó de forma jovial una incursión entre los deportistas norcoreanos, saltando entre ellos, éstos permanecieron impasibles, chocando las manos sin entusiasmo y lanzando alguna raras sonrisas.

    Pero la escena cambió rápidamente cuando actuaron las animadoras de Corea del Norte, vestidas con uniformes rojos y blancos y cada una equipada con instrumentos de música, parecidos a un clarinete, trombón o pequeño tambor, comenzaron a tocar.

    Las caras serias de la delegación norcoreana cambiaron cuando actuaron las animadoras venidas de su país.

    Baile

    En su tercera canción, los deportistas norcoreanos que estaban en línea frente a ellas, comenzaron a bailar, antes de invitar a hacerlo a los voluntarios surcoreanos que trabajan en los Juegos.



    “Tenía un poco de miedo al inicio porque no mostraban nada, chocaban simplemente sus manos. Estaban muy serios”, explicó Jeon Moon-Kyung, una voluntaria de quince años.

    “Pero después nos pidieron con entusiasmo que nos uniéramos a ellos para bailar”, añadió. Su amiga Choi Myo-Seon tuvo la misma sensación: “Durante un momento era como si el muro que nos separa se hubiera evaporado”, dijo.

    Según la prensa surcoreana, las animadoras fueron seleccionadas en función de su medio familiar, el aspecto físico, la competencia y la fidelidad al Partido de los Trabajadores, el partido del Gobierno.

    Es la cuarta vez que Corea del Norte envía animadoras a Corea del Sur. Ya lo había hecho en 2002 (Juegos Asiáticos de Busan), 2003 (Juegos Universitarios de Daegu) y 2005 (Campeonatos de Atletismo de Asia en Incheon).



    En la delegación de 2005 figuraba Ri Sol-Ju, la futura esposa del dirigente norcoreano Kim Jong-Un.

    El acercamiento entre las dos Coreas se materializa en estos Juegos con un desfile común de los atletas en la ceremonia de inauguración, el viernes, así como un equipo unificado de hockey sobre hielo femenino.

    Mientras, a 200 km de allí, Corea del Norte celebró el jueves un desfile militar en Pyongyang, una demostración de fuerza previo a la ceremonia de apertura de los Juegos.

    El hermético país ha aprovechado la gran proyección mediática de los juegos de Pyeongchang enviando a Corea del Sur a un grupo de artistas, cientos de animadoras, deportistas e incluso a la hermana del dirigente norcoreano Kim Jong-Un, que tendrá una comida el sábado con el presidente surcoreano Moon Jae-in.