06/12/2025
11:44 PM

Ortega celebra los 39 años de la Revolución Sandinista

El presidente de Nicaragua encabezó en Managua la celebración del 19 de julio.

    Managua.

    Miles de seguidores del gobierno de Nicaragua conmemoraron ayer en Managua el 39 aniversario de la Revolución Sandinista, en presencia del presidente Daniel Ortega cuyo gobierno reprimió las protestas que durante los últimos tres meses reclamaron su salida del poder.

    La multitud se reunió en La Plaza La Fe, una explanada en el malecón de Managua, que se tiñó de rojo y negro, los colores de la bandera sandinista, ante una enorme tarima en la que Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, encabezaron la celebración con invitados del cuerpo diplomático y los poderes de Estado.

    Los simpatizantes sandinistas llegaron con familias, incluidos niños, desde diferentes puntos de la capital con las banderas, gorras y pañuelos rojo y negro, vestidos con camisetas con la imagen de Ortega o con esloganes que decían “ Puro Amor”, en alusión a los mensajes de “paz y amor” que lanzó el gobierno en medio de la crisis de las protestas.

    “No se va, no, se queda” coreaba la multitud, mientras algunos bailaban canciones que exaltan al líder sandinista, con estribillos como “aunque te duela, Daniel se queda”.

    Entre los invitados resaltaron los cancilleres de Cuba, Bruno Rodríguez, y Venezuela, Jorge Arreaza, y el nuncio apostólico para Nicaragua, Waldemar Stanilaw Sommertag.
    “Venimos para confirmar una vez mas que el pueblo apoya a Daniel y que el Fsln ( Frente Sandinista de Liberación Nacional) es la única opción que vela por los intereses del pueblo”, dijo Alina Manzanares, de 51 años.

    “El presidente se queda porque tiene la mayoría. La derecha está siendo financiada por los Estados Unidos para venir a botarnos la revolución que nos ha costado, y esta revolución no se va a caer así por así”, dijo de su lado Edith Hernández, 66 años.

    La conmemoración tiene lugar dos días después que el gobierno tomó control de la ciudad rebelde de Masaya, el último feudo controlado por sus opositores, tras un violento enfrentamiento de siete horas que dejó al menos tres muertos, según un organismo de derechos humanos.

    La recuperación del control en Masaya animó al oficialismo, pese a que el clima de violencia que vive el país desde abril parecía empañar la fiesta sandinista.

    Masaya seguía bajo la vigilancia de paramilitares afines al Gobierno que la tomaron el miércoles.
    Sin celebrar

    En Masaya, cuyos pobladores acostumbraban salir en caravana a Managua para el 19 de julio, las familias se reguardaron en sus casas, mientras los paramilitares que tienen ocupada la ciudad bailan al son de música sandinista.

    “¿Qué vamos a celebrar nada hoy? Estamos mal, uno pobre, todo caro, no hay ni gente en las calles.

    Lo que ha pasado en el país es horrible”, dijo Petrona Amador, una jubilada de 82 años de Managua.

    “Antes se celebraba con mucha alegría, pero este gobierno ha estado masacrando, asesinando, llevando presa a mucha gente”, dijo el taxista y exmilitar Gerardo.

    Para el sociólogo independiente Melvin Sotelo, la victoria del gobierno sobre los manifestantes llegó a expensas de derechos fundamentales de la población nicaragüense. “Lo hizo ahogando el derecho de las personas a manifestarse en repudio al gobierno”, dijo Sotelo.

    Se cumplieron tres meses de protestas y represión que dejan más de 300 personas fallecidas.