Brasilia.
El nacionalismo y la ola ultraconservadora que inició Donald Trump en Estados Unidos se extiende a Brasil, donde Jair Bolsonaro debe infligir, salvo un vuelco espectacular, una derrota histórica al candidato de izquierda Fernando Haddad en el balotaje de este domingo.
Este capitán militar pasó de diputado irrelevante en el Congreso a convertirse en el favorito a la presidencia de un país que parece haber encontrado en su discurso misógino, homófobo y racista el consuelo a su descontento por una gigantesca trama de corrupción.
Así lo demostró el 7 de octubre, cuando estuvo a punto de darle la victoria en la primera vuelta con un 46% de los votos.
Los últimos sondeos dan a Bolsonaro un 57% de apoyo frente al 43% de su rival de izquierda Fernando Haddad.
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El ambiente en Brasil es de polarización.
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Campaña furor por bolsonaro
Miles de brasileños mostraron en las calles su respaldo al candidato presidencial más polémico y divisivo en la historia de Brasil. Los ‘bolsonoristas’ advirtieron que no aceptarán un fraude en unas elecciones marcadas por la violencia y polarización |
“Estamos con una mano en la banda presidencial. No nos va a sacar 18 millones de votos”, afirmó el ultraderechista de 63 años, al advertir que solo “un fraude” le arrebataría el poder.
La victoria de Bolsonaro asestaría un golpe letal al Partido de los Trabajadores (PT), después del impeachment de la presidenta Dilma Rousseff en 2016 y del encarcelamiento de su líder fundador, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, condenado a 12 años de cárcel por corrupción.
Siguiendo la línea del mandatario estadounidense con polémicas propuestas, el ‘Trump brasileño’, como se le conoce, se afirmó como la única alternativa ante una población hastiada de la violencia y corrupción.
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“Trump quiere que Estados Unidos sea grande. Yo también quiero un Brasil grande”, afirmó el exmilitar que busca aliarse con el magnate para dar un vuelco a la política externa de la potencia latinoamericana,
Bolsonaro, víctima de un ataque el pasado 6 de septiembre, cuando un exmilitante de izquierda le asestó una puñalada en el abdomen durante un mitin, dirigió gran parte de su campaña desde el hospital.
Brasil escogerá a su nuevo mandatario. La hora cero ha llegado.
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El atentado lo humanizó ante los electores y la convalecencia le dio un argumento para ausentarse de los debates televisivos, a los que ya era reticente.
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Bolsonaro encontró en las redes sociales la trinchera perfecta en su batalla con Haddad. Según el diario Folha de Sao Paulo, varias empresas financiaron ilegalmente su candidatura, comprando miles de paquetes de mensajes de WhatsApp para difamar a su adversario.
El militar retirado hizo de Facebook y Twitter su principal canal de comunicación. Sus transmisiones en vivo le ayudaron a mantener un control casi absoluto sobre su mensaje.
Los mercados también le hacen campaña; tras su victoria en la primera vuelta, la Bolsa de São Paulo se disparó.
Gracias a su lema “Brasil por encima de todo. Dios por encima de todos”, las iglesias evangélicas le dieron su bendición. El polémico candidato también goza del respaldo de grandes figuras del fútbol, como Ronaldinho y Kaka.
'Enfrentamos la amenaza de un enorme retroceso para el país, y para la democracia”, ha dicho Lula da silva, expresidente de Brasil.
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Amenaza.
Consiente de su desventaja, Haddad, el designado por Lula para sustituirlo en la candidatura del PT tras quedar invalidado por su condena, advirtió del riesgo de una “carrera armamentista” en Sudamérica, en caso de que Bolsonaro triunfe en los comicios y decida aliarse con Trump para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro.
Haddad, que subió en la intención de voto en los últimos sondeos, apuesta por su experiencia como ministro de Educación en los gobiernos de Lula para intentar convencer a la base sindicalista en una carrera contrarreloj. Afectado por la sombra de Lula, Haddad dijo que luchará hasta último momento para impedir que “el fascismo se instale en Brasil”.
Por su parte, el académico brasileño Ivar Hartmann, culpa del ascenso de Bolsonaro al impacto de la operación anticorrupción Lava Jato.
Lava Jato, como “Mani Pulite’ en Italia, fue “una operación exitosa para debilitar a una gran parte de la clase política corrupta, pero acabó creando un vacío llenado por populistas”, indicó Hartmann, en referencia a Berlusconi.
Si Bolsonaro es elegido presidente de Brasil, esta potencia regional de 209 millones de habitantes se sumaría a una corriente de dirigentes ultranacionalistas que llegaron al poder por las urnas cuestionando la globalización y los derechos cívicos.