América Latina pedalea cada vez más fuerte en su carrera hacia urbes sin o con menos autos, con iniciativas destinadas tanto a promover la movilidad saludable y el transporte ecológico como a descongestionar sus megalópolis, como muestra la celebración ayer del Día Mundial sin Auto.
Bogotá es la pionera en América Latina en este tipo de iniciativas y ostenta el récord de contar con 345 kilómetros de ciclorrutas, según datos de la Alcaldía. La siguen las principales ciudades brasileñas y los recientes intentos de Buenos Aires de consolidar su oferta de transporte alternativo.
Con casi ocho millones de habitantes y a 2,600 metros sobre el nivel del mar, la capital de Colombia celebró por primera vez el día sin automóvil particular en el 2000, por una iniciativa del entonces alcalde Enrique Peñalosa que se institucionalizó formalmente -el primer jueves de febrero de cada año- tras ser aprobada por referéndum.
Esta es una particularidad que diferencia a Bogotá del resto de ciudades mundiales que celebran el día sin auto el 22 de septiembre.
Tomando el ejemplo
No se quedan atrás las principales megaurbes brasileñas, que cuentan en su mayor parte con rutas especiales para bicicletas: Río de Janeiro, sede de la final del Mundial de fútbol 2014 y de los Juegos Olímpicos de 2016, tiene 282 kilómetros de ciclovías, la segunda red de América Latina, según datos de la Secretaría Municipal de Medio Ambiente de la alcaldía que lanzó ayer el primer mapa cicloviario de la ciudad, donde se estima que se hacen un millón de viajes por día.
En Sao Paulo, la primera ciudad de Brasil, se cuentan en 350 mil los viajes diarios en bici y la metrópoli de 20 millones de habitantes está instalando canales exclusivos, las ciclorotas, para llegar a una red de 85 kilómetros, frente a los 67 actuales estimados por el Movimiento Conviva que promueve el transporte a pedales. Sao Paulo cierra además los domingos y feriados el tránsito en grandes avenidas para habilitar el uso de corredores y ciclistas.
En Curitiba, que exhibe un sistema de transporte ejemplar copiado en 80 países, hay 120 kilómetros de ciclovías y en Brasilia, el gobierno del Distrito Federal lanzó un plan que intenta extender los 160 kilómetros actuales a 400 para 2014. Las autoridades brasileñas lanzan campañas que incentivan el uso de la bicicleta, pero las escasas condiciones de seguridad vial y el calor juegan muchas veces en su contra.
Vencen la resistencia
Con 94 kilómetros de ciclovías construidas y un sistema público de bicicletas, Buenos Aires trata de no perder la carrera del transporte ecológico.
Por la capital argentina de tres millones de habitantes, que duplica su población en los días laborables con la gente que llega desde la periferia, circulan a diario más de 1.9 millones de vehículos, incluidos 36 mil taxis y 9,800 autobuses, según datos facilitados por la Subsecretaría de Transporte del gobierno comunal.
Ya incorporadas al paisaje de Buenos Aires, las bicisendas, como las llaman los porteños, aún generan cierta resistencia entre automovilistas y choferes de taxis y autobuses porque estrechan las calles y obligan a aminorar la velocidad.