Un día después del segundo atentado más mortífero desde 2003, que se cobró la vida de 130 personas y suscitó la conmoción de la comunidad internacional, Bagdad volvió ayer a ser escenario de la violencia, con al menos 37 muertes.
Quince personas perecieron y unas 50 resultaron heridas por disparos de mortero que impactaron contra el barrio sunita de Adhamiya, en el noreste de la capital, según un hospital de la zona.
En el barrio mixto de Amel, en el suroeste, los combates que opusieron a los habitantes con grupos armados dejaron siete muertos y once heridos, según fuentes de seguridad.
Cuatro policías perdieron la vida y otros tantos quedaron heridos al estallar una bomba al paso de su patrulla, en el este de la capital.
Un coche bomba estacionado en el borde de una carretera explotó ante un minibús en Bab al Moazzam; murieron cuatro pasajeros y otros siete resultaron heridos, según fuentes de seguridad.
Inocentes
Un civil pereció y siete fueron heridos en la explosión de otro coche bomba en Dura.
Una persona falleció y otras tres fueron heridas en la explosión de una bomba cerca de la embajada de Irán, en el centro, donde también murieron dos empleados de una empresa de telefonía móvil al ser alcanzados por disparos contra su vehículo.
El ministerio de Asuntos Sociales perdió a dos de sus empleados y tres resultaron heridos cuando el autobús que les transportaba fue blanco de un ataque de hombres armados en el este de Bagdad, según la Policía.
En el barrio Andalus, en el centro, una bomba dejó un muerto y cuatro heridos.
Plan
Autoridades iraquíes y el ejército de EUA aplicarán en pocas semanas un plan para la seguridad en Bagdad.