El secretario de Estado Adjunto de EE.UU. para Latinoamérica, Arturo Valenzuela, protagonizó hoy la anécdota del día de la 41 Asamblea General de la OEA al ser perseguido por una nube de periodistas en busca de declaraciones al salir del pleno hacia un lugar que no podía revelar: el baño.
Al ver a Valenzuela salir de la sala donde se encuentran reunidos los veintidós cancilleres y los representantes de los países que participan en la Asamblea, a la que los periodistas no tienen acceso, los comunicadores comenzaron a seguirlo.
Los fotógrafos avisaron a los cámaras, los cámaras a sus periodistas, y los redactores que estaban escribiendo en el gran centro de prensa corrieron con sus grabadoras al ver al resto de sus compañeros.
Valenzuela, acompañado por uno de los responsables de prensa del Departamento de Estado de los Estados Unidos, aseguraba que iba a dar declaraciones 'pero después'.
Los periodistas incrédulos continuaron la persecución.
La delegación estadounidense convocó una rueda de prensa a primera hora de la mañana con Valenzuela y la representante permanente del país ante la OEA, Carmen Lomellín, que se pospuso hasta el término del plenario, por lo que parecía un momento ideal para preguntarle por la reacción de EE.UU. a las elecciones de Perú o del regreso de Honduras al organismo hemisférico.
Mientras avanzaba el cada vez más nutrido grupo de periodistas, el representante que le acompañaba aseguraba, cada vez más apurado, que habría declaraciones pero más tarde, 'por favor', repetía en español.
El camino continuaba, hasta que el grupo se dio cuenta de que el secretario se dirigía al baño y prorrumpió al unísono en una sonora risa a la que se sumaron tanto el secretario como su responsable de prensa, que no perdió su buen humor ni su paciencia en ningún momento y se sumó a los periodistas.
Al final, hubo declaraciones.