Tegucigalpa, Honduras.
No hay campaña ni operativo policial que frene la ya arraigada tradición de reventar pólvora en los festejos de fin de año.
Y como ya es una costumbre, cuando el reloj se acercaba las 12:00 de la medianoche todos los rincones de la capital, hasta los más selectos, se estremecieron con los explosivos y luces artificiales.
Si el estruendo fue una prueba del caso omiso a la ordenanza, la sala de quemados del Hospital Escuela Universitario (HEU) demostró que no todos se divirtieron con la precaución debida.
Aunque la fiesta de fin de año no dejó ningún niño capitalino quemado por pólvora, durante Navidad ingresaron tres menores con otro tipo de quemaduras al centro hospitalario.
Se trata de una quinceañera de Altos de la San Francisco, un joven de 15 años de la Flor del Campo y un niño de 11 años de Las Brisas atendidos en Nochebuena. Lo anterior representa un aumento de dos casos comparado al 2014.
No hay campaña ni operativo policial que frene la ya arraigada tradición de reventar pólvora en los festejos de fin de año.
Y como ya es una costumbre, cuando el reloj se acercaba las 12:00 de la medianoche todos los rincones de la capital, hasta los más selectos, se estremecieron con los explosivos y luces artificiales.
Si el estruendo fue una prueba del caso omiso a la ordenanza, la sala de quemados del Hospital Escuela Universitario (HEU) demostró que no todos se divirtieron con la precaución debida.
Aunque la fiesta de fin de año no dejó ningún niño capitalino quemado por pólvora, durante Navidad ingresaron tres menores con otro tipo de quemaduras al centro hospitalario.
Se trata de una quinceañera de Altos de la San Francisco, un joven de 15 años de la Flor del Campo y un niño de 11 años de Las Brisas atendidos en Nochebuena. Lo anterior representa un aumento de dos casos comparado al 2014.
