El arte y la imaginación se fundieron en esta comunidad durante la tradicional celebración de las Chimeneas Gigantes que este año, además de proporcionar alegría, evidenció un mensaje de reflexión sobre las especies en peligro de extinción.
Vecinos y visitantes se deleitaron viendo la gran cantidad de gigantes esculturas de animales, expuestas en el Paseo Real de las Chimeneas, antes de que ardieran en forma espectacular por la noche
A las ocho de la mañana del jueves, el coordinador general del evento, Delmer López, dio por inaugurado el evento que se prolongó hasta el sábado a las diez de la noche en que fueron quemadas la esculturas en un ambiente de mucha expectación.
Durante estos días, los visitantes se divirtieron tomándose fotos y videos con las emblemáticas esculturas, que luego presumieron en las redes sociales.
La gente y los artífices de las esbeltas esculturas aguardaban con impaciencia la hora de verlas arder y convertirse en gigantescas hogueras. Las obras de arte que tardaron tres meses para ser elaboradas se consumieron en solo una hora que duró el espectáculo.
La calle de la cultura triniteca fue testigo del único evento en Latinoamérica de las Chimeneas Gigantes, que tiene 15 años de celebrarse.
“Es impresionante ver tanto arte en un solo lugar, hay que apoyar a nuestra gente, aquí tenemos talento, dijo Javier Paz, quien llegó desde la cabecera departamental de Santa Bárbara atraído por la fama que ha cobrado la tradicional celebración.
Muchos de los espectadores querían que se conservaran los hermosos tallados dado el alto nivel de acabado que llegan a tener; pero la esencia del evento es que esta belleza sea fugaz para darle mayor esplendor a la noche con el espectáculo del fuego.
En esta 15 edición, el objetivo de las Chimeneas Gigantes fue recordar al ser humano que está acabando con la vida silvestre.
No se trata solamente de impresionar a la gente, sino de hacerla reflexionar y de enseñarle al niño a valorar lo que la naturaleza nos da, dijo uno de los organizadores. También fue como un homenaje al teatro La Siembra que cumplía igual número de años de fundación, manifestó Delmer López.
Toda esta magia de luces, color y una gran creatividad nació gracias a un entusiasta grupo de jóvenes inspirados en la antigua tradición de celebrar el día de la Inmaculada Concepción en diciembre.
En principio era alusiva a personajes históricos, mitológicos o populares del país.
Los hachones de ocote fueron sustituidos por figuras fabulosas a las que después se les ponía fuego.
Durante la quema del sábado, artistas bailaban en zanco al tiempo que representaban la forma como el ser humano extermina a los animales de los bosques. El fuego se extinguió lentamente, pero quedó viva la llama del entusiasmo del pueblo triniteco que desde ya piensa cuál será el tema del próximo año.