Diseñar programas complementarios con la comunidad que den soluciones a problemas específicos a cambio de donaciones rápidas y sin esfuerzo, recomienda a las empresas Jay Hartling, consultora internacional de origen canadiense.
Hartling con 15 años de experiencia en asesorías sobre gestión ambiental, energía renovable, áreas protegidas y responsabilidad social empresarial, visitó San Pedro Sula y brindó una conferencia a los miembros de la Fundación Hondureña de Responsabilidad Social Empresarial (Fundahrse).
La experta conversó con LA PRENSA sobre varios aspectos de interés para la población y autoridades.
Pues yo creo que sí, nosotros en Canadá también, en comparación con Alemania, España y otros países de Europa, donde hay bastante desarrollo en ese campo.
Yo no me puedo imaginar viviendo en un lugar así, pues es cuestión de salud pública. Si no tiene relleno sanitario y tratamiento de agua, esto afecta a toda la población.
Para mí eso es una crisis de salud. El Gobierno debe tomar eso en serio porque puede traer repercusiones.
Hay que ir a la comunidad, conocer a la gente y mantener la relación a largo plazo; o sea ser transparente con ellos.
Yo recomiendo diseñar un programa con la comunidad, no dar por sentado que ellos necesitan algo y dárselos, es mejor involucrarlos luego de identificar sus problemas y soluciones a largo plazo. No es bueno ni recomendable entregarles lo que en el momento necesitan.
Empleo es una opción. No siempre hay trabajo para todos, pero las empresas pueden capacitar personas en habilidades que son aplicables a otras empresas, ya que con esto le estás dando las herramientas necesarias a fin de que encuentren un empleo si no hay espacio para ellos dentro de la empresa.
Mayor creación de empleo. Las personas van a estar más felices y habría más actividad económica para el país o ciudad. Además, una fama positiva para la empresa, que eso al final le ayuda.
Es una conversación entre actores principales. En este caso, las empresas, el Gobierno y la comunidad. El propósito es entenderse y resolver problemas juntos.
Yo no creo que haya una ley que obligue a esto. Pero considero que las empresas conocedoras de la situación del diálogo social saben el valor de tenerlo con la comunidad. La empresa no sabe todo, pero la comunidad conoce mejor lo que pasa y puede dar información valiosa.
En proyectos hemos contratado a la comunidad con el fin de que trabaje con expertos en estudios del medioambiente.
Muchas empresas se han dado cuenta que no realizar o tener un diálogo es el costo de operar, de realizar un negocio o un proyecto, porque quizá los habitantes se oponen.
Es el nivel de aceptación en la comunidad.
La licencia de operar la da la parte social, las personas, la población que acepta los proyectos o la operatividad de las empresas que en algunas ocasiones hasta facilita su labor.
Así es, por supuesto que debería. Ese sistema ya lo tienen otros países y son procesos muy regulados y dan buenos resultados. Todas las empresas deberían tener licencia social por su importancia.