¿Quién no se ha comido un tamal con salsa de tomate o limón? La época navideña no es la misma si en las mesas hondureñas no se incluye este suculento y tradicional platillo.
Aunque durante todo el año hombres y mujeres se dedican a la venta de tamales, en diciembre el consumo de este producto se incrementa al doble.
De cerdo y de pollo, con chícharos, pasas, aceitunas, arroz y papas, esta delicia cuyo origen se disputa por varios países de América ha sido el modus vivendi de generaciones enteras.
Doña Rosa Elvia Oliva tiene 28 años dedicada a este negocio en San Pedro Sula, Honduras y junto a sus hijos y nietos hacen los tamales en casa.
La mujer, de 58 años, recuerda que su familia pasaba por una crisis económica cuando una tía le dijo que aunque sea vendiera tamales saldrían adelante.
Fue entonces que consiguió 50 lempiras prestados y compró los ingredientes para hacer los primeros cien tamales.
En ese entonces no tenía casa propia y en las afueras de un cuarto de alquiler ubicado en la colonia Montefresco sacaba una masa y empezaba el proceso.
'Como no tenía espacio dentro de mi cuarto, cocinaba a la orilla de la calle, me robaban los tamales crudos porque no tenía ni patio en la casita ', relató.
Aunque fue apoyada por sus siete hijos y su esposo Marco Tulio, expresó que Alexander, el segundo de los mayores, apenas tenía siete años cuando llevaba el maíz al molino y salía a vender los tamales.
Pero nada hubiera logrado sin el aporte de su esposo, quien además de trabajar como mecánico ofrecía los tamales a sus conocidos.
'Al principio él me sentenciaba y me decía que no me quería ver en el mercado, pero después empezó a colaborar y criamos a nuestros hijos a como hubo lugar. A veces no teníamos ni para la leche', señaló.
Poco a poco fueron haciendo clientela y hoy tienen su propia vivienda, han comprado el molino para preparar el maíz y los anafres. La venta se ha incrementado hasta en tres mil tamales al día.
Cuando inició en el negocio cada tamal costaba 50 centavos, hoy el valor es de siete lempiras y 20 lempiras los que ella llama 'especiales', éstos son más grandes, tienen más ingredientes y carne doble.
Aunque no reveló los secretos de su cocina, explicó paso a paso el procedimiento de esta delicia.
'El punto está en la masa' dijo sonriendo.
Una bendición en la cocina
Este negocio no sólo es familiar, también se ha extendido a grupos religiosos.
Un ejemplo de ello son los miembros de la iglesia La Luz del Mundo, quienes con la venta de tamales recaudaron una parte de los fondos para la construcción de su templo.
Ellos tienen montado frente al templo la microempresa donde todos los jueves trabajan unidos.
Juan Guardado, miembro de la iglesia, explicó que desde hace aproximadamente unos 26 años iniciaron con estas actividades.
Actualmente unos 50 miembros, entre hombres y mujeres, se distribuyen las diferentes labores y venden sus tamales los fines de semana en la Feria del Agricultor.
La labor la comienza a los ocho de la mañana un grupo de jóvenes, la asignación de ellos es hacer en trocitos el pollo y el cerdo. Por la tarde las mujeres los envuelven y los dejan listos para empezar la venta el día siguiente.
'Será la gracia de Dios, pero nuestros tamales son diferentes', dijo Guardado, encargado de hacer la lista de los ingredientes y preparar la masa.
Mientras que Irma Benítez y Miguel Velásquez en el mercado Medina son conocidos por los deliciosos tamales que preparan. Las ventas de ellos se reducen a 400 tamales los fines de semana por ser una actividad extra. 'Mi esposa los hace y yo los vendo, pero nuestro negocio principal es el queso, mantequilla y derivados de la leche', explicó.
Don Miguel relató que se metieron al negocio de los tamales hace veinte años como parte de una actividad cristiana.
'Trabajábamos un día para ayudar en la iglesia y otro para nosotros. Ahora ya tenemos la clientela que nos encarga todos los años', señaló don Miguel.
Aunque las hojas para la envoltura de los tamales son traídas de lugares diferentes, los productores se las ingenian para adquirir las mejores.
Todos coinciden en una opinión: aunque en el país entero se hable de una crisis económica, la gente no ha dejado de encargar los populares tamales, que son considerados una delicia de la época navideña. Hechos en casa o comprados en los mercados, los hondureños reviven la tradición de los tamales en diciembre de cada año.
Paso a paso
para la masa Se cuece el maíz un día antes, se lava y se deja en agua. Luego se muele y se cuece la masa, con sal y manteca de cerdo
Para la carne Se adoba la carne de cerdo partida en pedacitos, agrega cebolla, chile dulce, ajos, todo molido, sal y pimienta.
Para El recado Licue la cebolla, chile, tomate y ajo; revuélvalos con un poco de la masa que ya se tiene preparada y agregue sal y pimienta.