Durante cinco horas, Julio César Morales, de 64 años, recorrió las calles de San Pedro Sula con un cartel entre sus manos que decía “Nadie se hace cargo de los niños de la calle”.
El contenido del cartel es una reproducción de la portada de una serie de investigación que el Diario LA PRENSA dedicó a los problemas de la niñez en nuestro país. Su acción fue más que una protesta; para él fue un llamado a la conciencia.
La acción de don Julio, que dejó sus pies adoloridos, coincidió con la celebración del Día del Niño porque, según él, era una forma de llamar la atención de las autoridades para que presten atención a la niñez sampedrana.
Don Julio salió temprano de su casa sin que su familia supiera su objetivo. El médico le había mandado tener reposo por la hipertensión arterial que padece, pero eso no fue impedimento para que cumpliera su cometido.
Abordó la unidad de transporte y con el cartel bajo el brazo, que hace días mandó a hacer con 260 lempiras, salió decidido a hablar por todos aquellos que no tienen voz.
Primero se apostó en el parque central, donde fue objeto de burla y acoso. ¿Quién te pagó?, le preguntaban, mientras otros le decían: Ay, señor, qué va a lograr con eso, recuerda.
El sexagenario soldador lamenta que la mayoría trató de desanimarlo, pero pudo más la fe de que su acción dará pie para que alguna organización le permita trabajar por los niños y aportar algo al futuro del país. “Estuve en varios sitios y la gente ni me miraba, otros me decían cosas negativas, pero hubo quienes me alentaron a seguir adelante. Confieso que por ratos hasta sentí nervios”, comentó.
Se debe trabajar
Este ejemplar ciudadano vive en la colonia Central, tiene hijos y nietos en un hogar muy católico. Es un matrimonio al servicio de la iglesia. Se dedicaba a la soldadura, pero su enfermedad le impidió seguir con su taller, pues el médico le recomendó reposo total.
Atribuye su acción de salir a las calles con los carteles a su deseo de hacer algo por la niñez y no desaprovecha oportunidad para llamar a las autoridades y a las organizaciones que dicen trabajar en pro de la niñez para que de verdad lo hagan, pues cada día se ven más niños en la calle.
Don Julio está muy bien informado sobre la situación de la niñez en Honduras y por la carencia de Internet y de tecnología, se ha dedicado a coleccionar todos los reportajes del tema que aparecen en los diarios. Una de las situaciones que más lo indignan es que en el Instituto Hondureño de la Niñez y la Familia, Ihnfa, se gaste más presupuesto en salarios que en atención a los infantes. “Es necesario hacer supervisiones en esos centros. Uno no sabe lo que pasa allí”, dice preocupado.
Morales es un hombre de fe y muy formal. Lo último se refleja en su forma de vestir. Hizo su recorrido con camisa manga larga y pantalón bien planchado, según él, para que la gente vea que no se trata de charlatanería, sino de una forma de hacer conciencia.
“Yo quisiera que algunas instituciones me ayudaran a imprimir otras leyendas que tengo para luchar por la niñez y que en grupo empecemos a trabajar para que estos niños no sigan sufriendo”.
Ni el acoso ni las burlas ni el desánimo de los demás calaron en él y no será extraño verlo de nuevo en alguna calle o avenida con su cartel.