03/12/2025
08:34 PM

Rubí derrota al cáncer y su sueño es ser pediatra

LA PRENSA visitó por segunda ocasión a Rubí Díaz para conocer cómo ha sido su vida después de haber sufrido cáncer con tan solo cuatro años de edad.

Santa Rosa de Copán, Honduras.

La última vez que vi a Rubí tenía tan solo cinco años de edad. Le estaba creciendo de nuevo el cabello y era latente el miedo de que el cáncer regresara.

Conocí a la pequeña Rubí Erazo Díaz a finales de noviembre de 2013. Un año antes estaba luchando contra el cáncer de riñón, una enfermedad que no daba esperanza de supervivencia a sus padres.

Ahora, como en aquel entonces, un equipo de Diario LA PRENSA viajó hasta Santa Rosa de Copán para saber cómo se encontraba después de haber luchado cinco años con esta dura enfermedad que actualmente afecta a uno de cada 200,000 a 250,000 niños en el mundo.

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La pequeña de 11 años derrotó al cáncer del que fue diagnosticada cuando apenas tenía cuatro años.
“Cuando vinieron (La Prensa) estaba terminando el proceso. Las quimio que le estaban aplicando, era cerrando el ciclo”, recordó Waleska Díaz, madre de Rubí.

Un tumor de Wilms, también conocido como nefroblastoma en el riñón izquierdo, hizo pasar a Rubí y su familia un calvario.

La pequeña fue operada, sometida a sesiones de radiación y a las dolorosas quimioterapias que le hicieron perder no solo el cabello, sino también todo el vello de su cuerpo. Esta transformación fue una de las más difíciles de asimilar al grado que hasta la fecha, al recordar esos duros momentos, Rubí no puede contener las lágrimas.

A Rubí le gusta mucho hacer manuali-dades y su clase preferida en la escuela es español.
“Recuerdo una vez que estaba en el kinder y un compañero dijo: ‘mira a esa niña, parece niño”, contó con llanto Rubí, quien el 15 de diciembre cumplió 11 años de edad.

Waleska dijo que al superar lo más difícil del proceso, tenían que llevar a la niña a citas médicas cada seis meses al hospital Mario Rivas en San Pedro Sula. Desde el último año las citas se hacen cada dos meses, debido a una posible anemia que se le está tratando. “Tenemos entendido que el seguimiento es de por vida y pues el chequeo debe ser constante, siempre previniendo cualquier problema de salud”, explicó la madre.

El tumor de Wilms es una neoplasia maligna del riñón y es el segundo tipo más frecuente de cáncer abdominal en niños.

Afecta con mayor frecuencia a niños de 3 a 4 años y se vuelve mucho menos frecuente después de los 5 años de edad.

Foto: La Prensa

En 2013, LA PRENSA dio a conocer la historia de Rubí Erazo Díaz, una niña que en ese entonces tenía cinco años y más de un año de lucha contra el cáncer.
Se presenta muchas veces en un solo riñón, aunque también puede encontrarse en ambos riñones al mismo tiempo.

El cuidado de Rubí era un trabajo para sus padres a tiempo completo, sobre todo de Waleska,quien en ese momento era ama de casa. La recuperación de la pequeña cambió la vida de su familia, ahora su madre trabaja en Hábitat para la Humanidad y su padre Carlos Erazo es dueño de un restaurante muy exitoso en la zona.

“Mi hija terminó su quinto grado y en todos los años ha sido excelencia académica, eso para mí, aparte de ver mi milagro en ella, es la recompensa del esfuerzo que se hizo. Hasta aquí Dios nos ha ayudado”, expresó con alegría Waleska.

Ahora Rubi tiene 11 años y es excelencia académica.
A la memoria de la joven madre llegan los recuerdos de niños que como Rubí también luchaban contra el cáncer, pero que lastimosamente perdieron la batalla. Es por eso que dice sentirse agradecida con Dios cada día por haber sanado a su niña.

“En una ocasión una doctora me dijo: ‘como poder decirte que tu hija va a vivir si lo que tiene es cáncer’. No dan esperanzas, pero nunca perdimos la fe en Dios”.

A excepción de los chequeos mensuales y restricciones en algunas comidas, debido a que solo tiene un riñón, Rubí al fin vive una vida normal como la de un niño de su edad.



Su sueño es convertirse en pediatra y poder ayudar a otros niños que como ella sufren de algún tipo de enfermedad.

“Quiero ser doctora, me gusta cuidar niños”, dice Rubí, quien ahora tiene el pelo largo como lo quiso desde que tenía cinco años.