02/05/2024
02:53 PM

Raúl López recibe mañana el Premio Monteforte Toledo

San Pedro Sula, Honduras.

Sin precipitarse, el escritor José Raúl López Lemus ha grabado su nombre -y el de su país- en la historia de las letras del istmo al ganar la XIV edición del Premio Centroamericano de novela Mario Monteforte Toledo con su obra Sombra en el tintero.

Y mañana 24 de abril, en una ceremonia que tendrá lugar en la alcaldía sampedrana a partir de las 7:00 pm, la Fundación Mario Monteforte Toledo -convocante del prestigioso concurso- le entregará el galardón.

¿Por qué es importante un premio literario para la obra de un escritor?

Porque le permite confrontarla con la de otros autores como él, de su propio medio o de otras latitudes, hacer un balance de la calidad de la misma y porque puede partir de la obra premiada para superarse a sí mismo. En países como el nuestro, donde no hay buenos lectores, la crítica es casi nula, está muy prejuiciada o no maneja criterios adecuados, es a veces la única manera que tiene el escritor para realizar una valoración real de su propia obra.

¿Cómo toma el dato de que usted es el primer hondureño en ganar el premio Mario Monteforte Toledo?

La obtención de un premio como este, es un verdadero privilegio, además de un salto en mi desarrollo profesional, aunque ser el primero no signifique ser el mejor. Sí considero que el premio es la consecuencia natural de muchos años de lecturas y trabajo por mi parte. Espero que haberlo logrado motive a muchos escritores nacionales a intentarlo por su cuenta. A veces se requiere de ciertas formas de motivación que nos impulsen a superar el marasmo intelectual al que nos somete nuestro medio.

¿Qué significa para usted el oficio de escribir narrativa en un país de pocos lectores ideales, de casi nulo apoyo a la publicación del libro a nivel estatal y de pírricas motivaciones (premios literarios) para incentivar la creatividad literaria?

No he reflexionado aún acerca de lo que significa para mí, pero argüiría que en nuestro medio escribir es casi un trabajo de locos, una verdadera quijotada. Un oficio que te vuelve sospechoso de algo siempre. Mientras escribimos, estamos claros que muy pocos lectores van a apreciar de verdad lo que hacemos, sin embargo, eso no parece importarnos, seguimos haciéndolo porque es lo que nos gusta, lo que nos satisface. Si dejáramos de hacerlo, no le encontraríamos sentido a las otras actividades.

Raúl López recibe mañana el Premio Monteforte Toledo

Raúl López ganó el premio Monteforte Toledo con su novela 'Sombra en el tintero'.
Usted no se ha precipitado en publicar, ¿es una actitud voluntaria o hay otras motivaciones?

n un sentido es una actitud voluntaria, pero propuesta tal vez desde la timidez, desde el espíritu acucioso. He sido del criterio que hay que alcanzar un grado de madurez efectivo antes de lanzarse a la aventura de publicar. Pero lo cierto es que me considero un escritor compulsivo, he escrito mucho, tal vez demasiado, pero entendiendo eso solo como un mero ejercicio de la mente. Hasta que no se haya alcanzado una voz propia, plena, no vale la pena editar un libro. Además, esa voz, esa madurez, no se logra solo con escribir, se consigue a través de muchas lecturas y reflexión.

¿Qué autores considera como sus maestros para conocer las herramientas adecuadas para escribir?

Pertenezco a un grupo que creció leyendo a los grandes autores del Boom latinoamericano. Si hay escritores a los que les debo parte de mi formación serían principalmente a ellos: Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Roberto Arlt, Juan Rulfo, Carlos Fuentes. Ellos me abrieron las puertas a los grandes maestros: Jorge Luis Borges, Juan Carlos Onetti, Julio Córtazar, Juan José Arreola, Edgar Allan Poe, Ernesto Sábato, Franz Kafka, Albert Camus, Jack London, Umberto Eco, Günter Grass, Orhan Pamuk, Paul Auster, J. M. Coetzee, siempre extraemos algo de alguien, la lista podría tornarse interminable.


La entrega de este galardón coincide con la celebración del Día del Idioma, ¿por qué cree que el español para muchos estudiantes es como un monstruo temible?

Esa concepción está fundamentada, principalmente, en el tipo de formación que reciben los estudiantes en nuestro país desde los niveles básicos. Nuestro sistema educativo no está pensado para fomentar las humanidades, de las cuales el estudio de la lengua es parte primordial. No se les enseña a apreciar las posibilidades de desarrollo que ofrece manejar adecuadamente el lenguaje. Uno puede constatar eso en las clases de español y redacción que se imparten en la universidad, los estudiantes ven esos cursos como meros requisitos, sin valor, si les fuera posible saltárselos de buena gana lo hicieran.