Por salvar a un niño de cinco años del destructor estallido de un mortero, el adolescente hondureño Allan Hernández perdió cuatro dedos de su mano derecha.
El hecho ocurrió en Agua Buena, aldea de Azacualpa del departamento de Valle. “Estaba en la casa de mi tío porque íbamos a la iglesia y en eso miré que venían dos niños chiquitos y uno traía un cohete grande en la mano con la mecha echando chispas”, relató el infortunado joven.
Manifestó que los pequeños no son de la aldea porque nunca los había visto y entre los lugareños nadie acostumbra vender ni jugar con productos de pólvora. Allan comentó que unos muchachos le gritaron al pequeño que tirara el mortero, pero el niño no sabía qué hacer.
“Corrí y le arrebaté de la mano el cohete, lo tiré lo más rápido que pude, pero me explotó en el aire muy cerca”, dijo Allan, de 16 años.
El adolescente está convencido de que no quiere renunciar a sus sueños y tratará de no desanimarse por lo sucedido para ser el mismo que ha sido siempre. “Mi papá ya me había dicho que me pondría a estudiar inglés para embarcarme y lo voy a hacer aunque me haya pasado esto. También quiero volver a jugar pelota con mis amigos como antes”, comentó el valiente joven. Allan Hernández aprovechó para mandar un mensaje de reflexión: “Les pido a los padres que no den pisto a sus hijos para cohetes y que mejor los aconsejen para que nunca los usen”.
Haidé Alvarenga, madre del afectado, lamentó que por la irresponsabilidad de algunos adultos tengan que sufrir tan severos daños muchos inocentes menores de edad que no son conscientes del riesgo que corren cuando juegan con explosivos. “Mi hijo fue muy valiente, pero por hacer algo bueno le pasó algo muy malo. él tiene que seguir con la vida y sólo le agradezco a Dios que no le haya pasado algo peor”, señaló la madre.
Siete mutilados por pólvora
Según las estadísticas de la Secretaría de Salud, hasta la fecha ha habido siete casos de niños con mutilaciones por manipulación de pólvora. Uno de los casos más dramáticos es el de Lester Andino, de 10 años, quien tuvo que ser remitido de emergencia al Hospital Escuela luego de que le explotara un mortero en la mano. Él reside en Juticalpa, Olancho, y debido al accidente tuvo que sufrir la amputación de tres de sus dedos. Los médicos informaron que lo más probable es que pierda los dos dedos que le quedan por las graves heridas.