Aún están frescos en su memoria los momentos de horror vividos por él y 47 pasajeros que viajaban bajo su responsabilidad el pasado miércoles en aquel autobús que conducía desde San Pedro Sula. Jamás podrá olvidar el asalto seguido de secuestro que perpetraron seis individuos durante el viaje ni el tiroteo entre la Policía y los malhechores que terminó con la liberación de los viajeros, la muerte de un delincuente y la encarcelación del resto de la banda.
El hombre, quien accedió a hablar con LA PRENSA a cambio de mantener su nombre en el anonimato, fue uno de los héroes de esa pesadilla, pues su oportuna intervención y su astucia lograron que cinco oficiales de Policía que viajaban por la misma carretera descubrieran el asalto y actuaran.
Ayer, mientras descansaba en su casa, en un sitio del Bajo Aguán, recordaba cómo sacó fuerzas entre las amenazas a muerte de los malvivientes y lo que hizo para que los policías se enteraran de lo que ocurría dentro de la unidad.
Estar cerca de su familia no merma el miedo; incluso piensa cambiar de trabajo, pero dándole gracias a Dios por estar con vida.
Un día normal se hizo pesadilla
“Era un día normal. Salimos del punto de buses a la hora acordada, cerca de la 1.30… no esperaba que algo así se convirtiera en una pesadilla, ya que uno siempre se encomienda a Dios, para que los lleve de regreso a casa”.
No observó nada irregular cuando se subieron los delincuentes al bus; habían comprado pasajes a La Ceiba.
“Ellos hicieron el abordaje por separado, como para no despertar sospechas, creo que nadie se imaginaba lo que pasaría después”, relató.
Reflexiona y recuerda que uno de los delincuentes sí denotaba nerviosismo al entrar.
“Uno de ellos, el de camisa azul -que murió al enfrentarse a la Policía-, llevaba un café y se tropezó en la entrada. Parte del café me cayó encima y nos cruzamos una mirada, eso me puso algo incómodo”.
Los siguientes minutos transcurrieron sin incidentes, pero a pocos metros del desvío al aeropuerto de San Pedro Sula, en la carretera que conduce a La Lima, comenzó la pesadilla.
“Los malvivientes se pusieron de pie en el interior del bus para dar a conocer sus pretensiones. Eran como las 2.15 de la tarde cuando uno de ellos dijo: ‘No se alarmen, esto es un asalto… tenemos que bajarnos antes de llegar a El Progreso”. Lo primero que se me cruzó por la mente fue pedir ayuda… No sabía qué hacer y sólo le pedía Dios que nos diera una lu

Pesquisas Uno de los agentes revisa el autobús donde se llevó a cabo el asalto.
“Andate calmado y no te va pasar nada, me decían”.
Los minutos que vivió después de enterarse de que se trataba de un atraco los sintió interminables, pero fue entonces cuando vio la luz.
Corriendo riesgos
“Me percaté de que al frente cruzaba una patrulla; tuve todo el cuidado del mundo de que los asaltantes no se enteraran e inicié un cambio de luces para que los policías se dieran cuenta de que estábamos en una emergencia. Recuerdo que iba un camión entre la patrulla y nosotros. Me mantuve atrás, después adelanté y le hice cambio de luces a la patrulla, pero ellos no entendían… creo que pensaban que iba a bajar a alguien en ese sitio. Temía que se metieran con el bus a la cañeras y que se iniciara una matanza y le pedí a Dios que nos ayudara… me preocupaba por mis pasajeros”, relató.
Los siguientes segundos fueron decisivos. Ya había advertido a los policías de la situación, se armó de valor y lo acompañó la suerte.
Mientras era apuntado por uno de los delincuentes, frenó de improviso, justo a la par de la patrulla. “Abrí la puerta y en el empujón del sujeto me tiré, mientras gritaba a los policías ‘van seis ladrones adentro’; eso generó confusión y les dije que no me dispararan, que era el chofer del bus.
Uno de los sujetos que estaba fuera de la unidad le apuntó al policía y el policía a él”.
En ese momento iniciaron las negociaciones, pero no llegaron a nada.
“Pensé que se iban a disparar entre ellos, pero nadie lo hizo. El policía le dijo al delincuente que si me disparaba lo mataría. El bus seguía encendido y uno de los asaltantes que estaba adentro intentó arrancarlo para llevarse a los pasajeros, pero no pudo… se me cruzó una idea y fue la de sacar los filtros en la parte de atrás del bus. Le pedí a Dios que me diera fuerzas y sabiduría para lograrlo, aún no sé cómo lo hice… les pedí a los cobras y policías que me cubrieran y estando encendido me fui arrastrado por el suelo hasta llegar a los filtros... tres minutos después, el bus se apagó”.
Después de esta acción, los delincuentes estuvieron 30 minutos negociando con la Policía, luego tomaron a ocho pasajeros como rehenes y recorrieron las colonias 15 de Septiembre y Reyes Caballero a pie, con mujeres y niños como escudo. Minutos después, los agentes policiales controlaron la situación. Un delincuente murió y seis fueron remitidos al presidio.
Para el conductor, era la segunda vez que la delincuencia lo hacía víctima y ahora piensa retirarse del rubro del transporte; sin embargo, en la memoria de los 47 pasajeros restantes seguirá siendo un héroe.
'Es la segunda vez que me pasa. En Colón me asaltaron con todo y pasajeros; fue en el desvío a la comunidad de Terrero... creo que mejor me voy a dedicar a otras cosas, ya que esto es muy peligroso”.
'Después de haber declarado, salimos a las diez de la noche de San Pedro Sula. El mismo día traje el bus y fui dejando a los pasajeros en sus casas”.
Conductor
'Doy gracias a Dios de tener a mi esposo de nuevo en casa… No creí lo que estaba pasando. Dios lo sigue protegiendo”.
Esposa del conductor