27/04/2024
12:50 AM

'Al papa Juan Pablo Segundo le hice camarones al aguardiante”

Hernando Moreno se ha propuesto convertir a San Pedro Sula en la capital de la gastronomía.

    San Pedro Sula, Honduras.

    Hernando Moreno renunció a su nacionalidad colombiana para adoptar la de Honduras, adonde llegó hace 27 años, con su cartón de chef profesional bajo el brazo, a trabajar al hotel Sula, por ese tiempo el más moderno de San Pedro Sula.

    Aterrizó con su esposa Virginia Samper en el viejo aeropuerto La Mesa de la Ciudad Industrial, que aparte de ser reducido presentaba incomodidades porque estaba siendo reconstruida su calle de acceso.

    Al ver a su esposa sorprendida por una terminal aérea tan pequeña, Hernando Moreno le comentó (para que no se desanimarla) que esa era la pista privada que tenía el hotel en el que él trabajaría.

    “En la ciudad, el centro de compras más grande era el Pasaje Valle. A veces creo que el desarrollo llegó conmigo porque después comenzaron las franquicias de comida rápida y los malls”, comenta Moreno, quien ahora es un empresario de la gastronomía.

    Bautizó con el nombre Avemaría a su restaurante, y como Carlos Vives a su panadería.
    No vino a probar suerte. Lo mandó a traer expresamente la gerencia del hotel después de seleccionarlo con base en su trayectoria de cocinero graduado en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) de Bogotá.

    Gabachas

    Comenzó estudiando Odontología en Colombia, adonde nació, pero a media carrera decidió cambiar la gabacha de dentista por la de chef porque le pareció más emocionante el mundo de la gastronomía que el de las dentaduras.

    Ahora se enorgullese de haber servido no solo a la cadena de Hoteles Hilton, sino a grandes personajes como el papa Juan Pablo Segundo para quien preparó una comida suave de camarones al aguardiente con salsa criolla, cuando el sumo pontífice llegó a Colombia.

    También cocinó para el duque de Luxemburgo y para el príncipe de Mónaco en visitas a sus respectivos países. De Luxemburgo regresó con una medalla de bronce en su pecho luego de participar en la copa Mundo de Cocina.

    Posó con su esposa, hijos, nuera y nieto.
    Este y otras tantos reconocimientos y medallas, obtenidos en su carrera profesional, adornan uno de los pasillos de su restaurante escuela, Avemaría.

    El Paseo de la Fama le llama a ese pasadizo que divide al restarante con los talleres adonde imparte los cursos de cocina.

    Decenas de hombres y mujeres estudian gastronomía mientras cocinan para la clientela del restaurante experimental, bajo la dirección de Moreno y dos chefs profesionales.

    Su esposa trabaja con él administrando el negocio. Cuando la conoció, ella sabía más de matemáticas que cómo cocinar un huevo, pues su trabajo era llevar las estadísticas en una clínica de Bogotá.

    En la Galería de la Fama tiene sus principales reconocimientos.
    Aunque no ha cambiado el cantadito de su natal Santa Fe de Bogotá, Moreno ha adoptado las costumbres de Honduras y aprendido su gastronomía, que forma parte del menú en el restaurante en el barrio Los Andes.

    Tiene 90 libras menos en su anatomía desde que le practicaron una operación en Colombia para corregir su sistema metabólico, en vista de que su adiccion por la comida había elevado los niveles de azúcar en la sangre. Gracias a la cirugía, a su nuevo régimen alimenticio y los ejercicios que a diario realiza mantiene a raya la enfermedad. “Antes estaba echado en una cama con escalofríos en todo el cuerpo”.

    No le ha ido mal en su segunda patria.

    Ya está pensando en abrir en Tegucigalpa, con el apoyo de sus hijos, una sucursal del restaurante y su respectiva escuela de gastronomía. Su “sueño catracho” incluye instalar otros “Avemarías”, con diferentes especialidades de comidas francesa, italiana, hondureña y colombiana.

    Bautizó con el nombre Avemaría a su restaurante, y como Carlos Vives a su panadería.