08/12/2023
12:54 PM

Papa exhorta a europeos a aceptar mensaje de la Iglesia

El papa Benedicto XVI imploró a los europeos que adopten el mensaje de Cristo como brújula moral confiable que les puede guiar a través de 'los retos de nuestros tiempos', al celebrar una misa al aire libre el sábado para más de 30,000 peregrinos empapados por la lluvia.

El papa Benedicto XVI imploró a los europeos que adopten el mensaje de Cristo como brújula moral confiable que les puede guiar a través de 'los retos de nuestros tiempos', al celebrar una misa al aire libre el sábado para más de 30,000 peregrinos empapados por la lluvia.

El pontífice dijo que Europa se ha vuelto egoísta, 'carente de niños' y necesita valores morales.
El mensaje fue pronunciado en el principal santuario católico de Austria y estuvo dirigido a los desilusionados católicos europeos, a quienes el Papa alemán ha apelado en sus dos años como prelado.

Benedicto XVI fue trasladado en automóvil a Mariazell, al suroeste de Viena, luego que las pobres condiciones climáticas en el segundo día de su visita a Austria hiciesen que los organizadores cancelasen planes de traerle en helicóptero.

En su homilía a 33,000 feligreses que atestaron los estrados y se apretaron bajo sombrillas en la plaza, el pontífice dijo que la noción de que no existe una verdad absoluta es 'la crisis de Europa'.
'Si no existe la verdad para el hombre, entonces éste no puede distinguir realmente entre el bien y el mal', afirmó el Papa.

'Aún así, hay que admitir que a la luz de nuestra historia, tememos que la fe en la verdad genere intolerancia', dijo. 'Si somos acosados por ese temor, que tiene fuertes bases históricas, es hora de tornarnos a Jesús, como le vemos en la capilla de Mariazell'.

La emoción embargó a la multitud mientras el Papa llegaba, para ser recibido por el canciller Alfred Gusenbauer y otros dignatarios. Pero la atmósfera del acto se vio teñida por tristeza, cuando se informó que un austriaco de 83 años que esperaba poder ver al prelado murió a consecuencia de un paro cardiaco.

En su homilía, Benedicto XVI calificó el tema de la verdad y el relativismo como 'la crisis de Europa'.
Aunque no ha habido apariciones de la virgen en Mariazell, el lugar ha atraído a millones de peregrinos a lo largo de los siglos y el Papa indicó que el aniversario número 850 de su fundación 'es la razón de mi llegada'.

El aparato de seguridad con motivo de la visita papal fue reforzado, con la presencia de más de 3,500 policías y soldados, así como 50 aeronaves dedicadas a protegerlo. El Ministerio del Interior dijo que las medidas fueron tomadas incluso desde antes del fracasado intento de ataque terrorista de esta semana en Alemania.

Peregrinos con impermeables desechables agitaron sus paraguas y gritaron cuando el 'papamóvil' recorrió las calles empedradas de Mariazell y salió el Papa, quien se abrió camino entre la multitud hacia un altar al aire libre.

En medio de la emoción generalizada, el hermano mayor del Papa, de 80 años y en visita desde Alemania, fue dejado sentado en la lluvia durante varios minutos, antes de que el alguien se diera cuenta.

Durante su peregrinación de tres días, el Papa planea acercarse a los creyentes desilusionados con el catolicismo en esta nación del centro de Europa, otrora el centro de un imperio católico y ahora un pequeño pero rico país, donde miles de austriacos han renunciado formalmente a la iglesia, ante su malestar por sus escándalos sexuales y su exención al pago de impuestos.

Actualizado a las 10.48 pm de hoy sábado (16.48 GMT)
Una marea de peregrinos acompaña al Papa durante su peregrinación en Austria

Decenas de miles de fieles católicos desafiaron este sábado la lluvia y el frío para unirse al papa Benedicto XVI en su peregrinación al santuario alpino de Mariazell, en Austria.

Grupos de peregrinos de todas las edades y etnias, algunos de ellos enarbolando banderas, siguieron la misa presidida por el Papa frente a la iglesia barroca de Mariazell, de tonos rosados y blancos.

Mariazell, un lugar de peregrinación de 850 años de antigüedad, simboliza una apertura que trasciende las fronteras físicas y nacionales, dijo el viernes el Pontífice, a su llegada a Viena para una visita de tres días a Austria.

El enclave, situado en una zona alpina a 110 kilómetros al suroeste de Viena, acoge anualmente a un millón de peregrinos procedentes de Austria y Hungría, y de sus países vecinos, como la República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Polonia, Croacia y Bosnia Herzegovina.

Muchos viajaron en autobús, otros en tren, y unos cuantos, los menos, hicieron el camino a pie, con sus mochilas a cuestas. María Jo Szekeres, una estadounidense de 22 años, confesó haber viajado durante nueve horas desde Eslovaquia para poder asistir a la misa. El viaje valía la pena, dijo. 'Ahora me siento más cercana al Papa. Lo he visto, lo he oído hablar', agregó.

Como ella, unas 30 mil personas se congregaron el sábado en el santuario, donde coreaban '¡Benedetto, Benedetto!', mientras agitaban pañuelos azules, el color de la Virgen. Entre ellos había italianos, un par de sacerdotes nigerianos, católicos chinos de Viena, una familia filipina y dos franceses jóvenes, que intentaban ingeniárselas para ver de cerca al Pontífice.

El buen humor brilló por su ausencia hasta la llegada del Pontífice, debido al mal tiempo. Al despuntar el día, camino de Mariazell se veían parches de nieve a los lados de la carretera. No paró de llover y en cuanto llegó el Papa la lluvia incluso arreció. El tiempo inclemente obligó al Pontífice a trasladarse en coche a Mariazell, en vez de tomar el helicóptero, como estaba previsto inicialmente.

La llegada del Papa cambió las cosas. El malhumor se tornó en gritos de júbilo entre los fieles en cuanto una voz dijo por un altavoz: '¡El Papa está en Mariazell!'. Los primeros peregrinos habían comenzado a llegar a Mariazell a las 06.00 (04.00 GMT).

Los más afortunados se pudieron sentar en las gradas que rodeaban la plaza. Los otros se arremolinaron en torno a pantallas gigantescas. Una monja austríaca, la hermana Angelena, ya había venido a Mariazell en 1983 para ver al difunto papa Juan Pablo II. Este sábado, al amanecer, estaba en primera fila frente a la basílica. Para ella, la visita del Papa muestra que 'la Iglesia está viva, aún en tiempos revueltos', comentó.

También había jóvenes de las nueve archidiócesis de Austria, vestidos con prendas abrigadas bajo sus ponchos. A la estudiante de teología estadounidense Erika Olson, de 20 años, le cuesta creer la suerte que tiene de poder ver el Papa. 'Cuando regrese y lea sus escritos, oiré su voz', dijo Fieles católicos o no, algunos hacían la peregrinación, sencillamente porque sentían la necesidad. La austríaca Susanne Laubenbacher confesó no ser muy creyente y considerar que el mensaje del Papa es demasiado severo. Pero 'no quería perdérmelo', comentó.