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Opus Dei muestra su fuerza en la beatificación de Álvaro del Portillo

  • 28 septiembre 2014 /

Decenas de miles de fieles de todo el mundo y cientos de cardenales, obispos y sacerdotes celebraron la beatificación del español Álvaro del Portillo.

Madrid, España

Decenas de miles de fieles de todo el mundo y cientos de cardenales, obispos y sacerdotes celebraron este sábado en Madrid la beatificación del español Álvaro del Portillo, difunto dirigente del Opus Dei, en una prueba de fuerza de esta conservadora institución católica.

Un enorme escenario elevado, rodeado de impecable césped, con una imagen de la Virgen y el niño Jesús de fondo fue levantado en un barrio periférico de Madrid para acoger la misa de beatificación presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la congregación del Vaticano para las Causas de los Santos.

Enviado del papa Francisco, Amato estuvo acompañado por 17 cardenales y más de 150 obispos de todo el mundo junto al sobrio altar, decorado con ramos de rosas multicolor, seis grandes cirios sobre pie dorado y un cruficijo de oro.

Álvaro del Portillo, mano derecha del fundador del Opus Dei, el santo español Josemaría Escrivá de Balaguer, al que sucedió al mando de la institución de 1975 hasta 1994, llevó 'una vida humilde al servicio de los demás', afirmó el papa en una carta leída durante la ceremonia.

'Recorrió muchos países fomentando proyectos de evangelización, sin reparar en dificultadades, movido por su amor a Dios y a los hermanos', agregó Francisco, recordando 'cuando iba a los barrios para ayudar en la formación humana y cristiana de tantas personas necesitadas' en Madrid, su ciudad natal.

La reliquia del nuevo beato fue subida al escenario por el niño chileno José Ignacio Ureta Wilson, de 11 años, cuya inexplicable curación en 2003 -a los pocos días de nacer con graves problemas de salud y después que su familia rezase a Álvaro del Portillo- fue considerada como un milagro por el Vaticano.

Con ayuda de un incensario, Amato la bendijo antes que unos 1.200 sacerdotes se desplegasen entre la multitud para administrar la comunión, mientras sonaban la orquesta y el coro de 250 voces instalados en un escenario adyacente.

Veintiséis pantallas gigantes permitieron seguir una ceremonia de más de dos horas a los asistentes congregados en un espacio al aire libre de 195.000 metros cuadrados.

Foto: La Prensa



'Beato de nuestro siglo'

Álvaro del Portillo 'es un beato de nuestro siglo, que vivía en el mismo mundo que nosotros, que recorre las mismas calles, que se enfrontó a los msimos problemas, dificultades, es muy cercano a nosotros', decía uno de ellos, el chileno Umberto Cretusco, ingeniero de 27 años.

'He venido a la beatificación de Don Álvaro porque le tengo muchísima devoción, le he pedido cantidad de cosas, de favores y me los ha conseguido muchos de ellos', explicaba María Giró, jurista de 24 años, que viajó desde Barcelona, en el noreste, con unas amigas.

Entre los asistentes procedentes de 80 países, que se protegían del sol con gorras o sombrillas, un grupo de coreanos enarbolaba pequeñas banderitas de su país y numerosas mujeres africanas lucían el atuendo tradicional.

'En 1975, el Opus Dei ya estaba presente en más de 50 países del mundo, pero había muchos, por ejemplo en África o incluso algunos de América, donde no estaba', explica a la AFP su biógrafo Salvador Bernal, recordando que durante la prelatura del beato la institución se instaló en Costa de Marfil, Camerún, Bolivia u Honduras.

Fundado en 1928, el Opus Dei -la 'Obra de Dios' en latín- tiene como misión difundir la fe católica en la vida cotidiana a través del trabajo de sus fieles, laicos en su inmensa mayoría.

Presente en los cinco continentes, la institución reivindica unos 90.000 miembros --más de 30.000 en España--, un 18% de los cuales practica el celibato pese a ser seglares.

Muy influyente durante la dictadura franquista (1936-1975), su férrea oposición a cuestiones como el aborto, la eutanasia, o a las relaciones premaritales y el estricto modo de vida de sus miembros lo ha puesto durante décadas en el centro de la controversia en España.

En el Vaticano, vivió un apogeo durante el pontificado de Juan Pablo II (1978-2005), quien beatificó a Escrivá de Balaguer en 1992 y lo canonizó en 2002.

Según varios expertos, en los últimos años ha perdido influencia en la política y la sociedad españolas.