Pese a tener sólo 13 años, Wendy Mejía García ha sufrido todo tipo de dramas.
Su madre los abandonó. Su padre dejó a sus hijos en Honduras para buscar trabajo en Estados Unidos y luego, según la familia, los menores fueron abusados por otros familiares, por lo que el padre los trajo ilegalmente a EUA.
Ayer la familia sufrió otro contratiempo: un juez de inmigración falló que carece de autoridad para impedir al gobierno que deporte a Wendy, su hermana Ixy, de 12 años, y su hermano Tony Josué, de 10.
Los menores han pedido ahora el asilo político, pero es muy improbable que lo obtengan.
Wendy sostiene que no ha perdido “la esperanza”.
“Tengo fe en el futuro”, dijo Wendy por medio de un intérprete. “Las cosas saldrán bien en el futuro”.
La situación de la familia es el resultado de la ley estadounidense que designa a ciertos extranjeros residentes en Estados Unidos merecedores del TPS.
Su padre, Margarito Mejía, recibió dicho estatus, aunque no le permite patrocinar a sus familiares para que vengan a Estados Unidos, ni siquiera los más inmediatos como sus hijos.
Mejía abandonó Honduras en 1998 cuando azotó el huracán Mitch.
Con el tiempo logró establecer una exitosa firma de construcción.
Los Mejía tendrán que volver en noviembre al Tribunal de Menores para una audiencia sobre su solicitud de refugiados.
Sépalo
Estatus
Margarito Mejía entró ilegalmente a EUA, pero la decisión del gobierno de colocar a Honduras en el TPS le permitió trabajar.