Tegucigalpa, Honduras.
El bulevar Suyapa se revistió ayer de color caqui, del sonido de las sirenas de vehículos de emergencia y se llenó de la alegría de la música de la banda marcial del Cuerpo de Bomberos.
Unos 300 socorristas de las tres regionales de la institución en el país peregrinaron hacia la basílica Menor de Suyapa como una ofrenda de acción de gracias por la protección que les brinda en cada una de las misiones.
En un ambiente de solemnidad caminaron hasta el altar de la madre, adonde se celebró una eucaristía presidida por el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, monseñor Juan José Pineda.
La homilía se caracterizó por un mensaje conciliador sobre los valores de la fe y una fuerte reprimenda al pueblo por la falta de apoyo a los bomberos. Alguien lo tiene que decir en voz alta, dijo monseñor Pineda: “Me parte el alma y el corazón cuando voy por las carreteras de Honduras y me encuentro puestos con miembros del Cuerpo de Bomberos vendiendo rifas para poder servir al pueblo hondureño. Es una vergüenza para nuestro país que quienes entregan su vida por nosotros tengan que andar vendiendo rifas para cumplir con su misión y tarea”, sentenció.
El bulevar Suyapa se revistió ayer de color caqui, del sonido de las sirenas de vehículos de emergencia y se llenó de la alegría de la música de la banda marcial del Cuerpo de Bomberos.
Unos 300 socorristas de las tres regionales de la institución en el país peregrinaron hacia la basílica Menor de Suyapa como una ofrenda de acción de gracias por la protección que les brinda en cada una de las misiones.
En un ambiente de solemnidad caminaron hasta el altar de la madre, adonde se celebró una eucaristía presidida por el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, monseñor Juan José Pineda.
La homilía se caracterizó por un mensaje conciliador sobre los valores de la fe y una fuerte reprimenda al pueblo por la falta de apoyo a los bomberos. Alguien lo tiene que decir en voz alta, dijo monseñor Pineda: “Me parte el alma y el corazón cuando voy por las carreteras de Honduras y me encuentro puestos con miembros del Cuerpo de Bomberos vendiendo rifas para poder servir al pueblo hondureño. Es una vergüenza para nuestro país que quienes entregan su vida por nosotros tengan que andar vendiendo rifas para cumplir con su misión y tarea”, sentenció.