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Unas 1,000 familias de policías salieron afectadas por tormentas Eta e Iota

  • 20 noviembre 2020 /

Pese a que sus familiares enfrentan las secuelas de ambas tormentas, los agentes no han bajado la guardia y se mantienen en las labores de atención.

Tegucigalpa, Honduras.

Más de 1,000 policías originarios y residentes de las zonas afectadas por los recientes fenómenos naturales, son parte de las estadísticas de hondureños víctimas de las secuelas de inundaciones, derrumbes y deslizamientos.

Los datos fueron proporcionados este viernes por la Secretaría de Seguridad, institución que también presentó un recuento de las afectaciones a la infraestructura y equipos asignados en las zonas de desastre.

Los departamentos mayormente afectados son Cortés, Gracias a Dios, Choluteca, Yoro, Comayagua, Atlántida y Santa Bárbara.

Foto: La Prensa

Comisionado Jair Meza
El director de Comunicación Estratégica de la Policía Nacional, comisionado Jair Meza Barahona, detalló que los policías victimas de los fenómenos naturales “no dejaron su trabajo porque el compromiso con la sociedad es grande”.

“Entendemos la impotencia que los hondureños hemos sentido en las últimas semanas por que nuestras familias también están en las zonas afectadas, pero esto no es una excusa para dejar de lado la responsabilidad que tenemos”, indicó.

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El reporte de daños detalla pérdidas en instalaciones policiales, flota vehicular, menajes de las estaciones y dormitorios de los agentes.

Meza mencionó que “en los últimos días se realizaron evacuaciones preventivas del personal policial asignado en las zonas dañadas y se removió la infraestructura dañada por las tormentas e inundaciones”.

“Las acciones policiales en general son permanentes pese al redoblamiento de esfuerzos en ayuda a los damnificados y por la pandemia de COVID-19”, acotó.

Daños por Eta e Iota

Honduras sigue contabilizando la devastación que provocó el paso del ciclón Iota, el segundo en golpear la región este mes.

Iota azotó el lunes el Caribe Norte de Nicaragua como un huracán de categoría cinco, la máxima potencia, dos semanas después de que el ciclón Eta golpeara la misma zona.

El norteño Valle de Sula, la zona más productiva de Honduras, quedó inundado, pero ayer jueves comenzó a bajar el nivel del agua que cubrió casas y el aeropuerto Ramón Villeda Morales.

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Los aguaceros provocaron el desbordamiento de los caudalosos ríos Ulúa y Chamelecón, que convirtieron el Valle de Sula en una inmensa laguna.

El Gobierno de Honduras pidió esta semana ayuda internacional para enfrentar la devastación de los ciclones. Por su parte, la Cruz Roja anunció que este viernes comenzará a trasladar a Honduras un hospital de campaña, plantas potabilizadoras e insumos de higiene para atender a 50.000 personas.

El cambio climático produce un aumento de temperatura en las capas superficiales de los océanos, lo cual genera huracanes, tormentas más poderosas y con mayor cantidad de agua que constituyen una amenaza peligrosa para las comunidades costeras, según estudios del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).