04/12/2024
03:08 PM

Lencas, una lucha por el relevo generacional

    Gracias, Lempira.

    Los lencas, civilización mesoamericana establecida en los tiempos precolombinos, sobrevivieron a la conquista y ahora, más de 500 años de existencia, luchan por mantener su patrimonio cultural.

    Seis de cada 10 personas de los siete pueblos indígenas y dos afrohondureños, son lencas que han extendido sus comunidades entre Intibucá, Lempira, La Paz, Santa Bárbara, Comayagua, Francisco Morazán, Ocotepeque y el río Lempa, El Salvador.

    Según la encuesta de demografía del Instituto Nacional de Estadísticas (INE, 2013), hay más de 452,600 lencas en el país.

    Los descendientes del cacique Lempira, cuya festividad se conmemora hoy, procuran preservar sus costumbres, tradiciones y creencias para extenderlas a más generaciones.

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    Parte de la cultura lenca Digna Sorto acomoda alfarería hecha por artesanos lencas. El matrimonio Sánchez López muestra el trabajo que hacen con madera.

    El pueblo indígena está caracterizado por el respeto a la naturaleza y la protección de sus tierras ancestrales. Su gente aún conserva las centenarias formas de moldear el barro, de sembrar y tejer los coloridos mantos.

    “Nuestra misión es el relevo generacional, donde queremos que los jóvenes no dejen que la cultura se vaya de nuestras manos. A pesar de las debilidades y lo negativo que estamos viviendo, no queremos que nuestra cultura se desvanezca”, refiere Rosario García, presidenta de la Organización Nacional Indígena Lenca de Honduras (ONILH).

    En los últimos años, símbolos característicos de la cultura lenca han traspasado la moda, las decoraciones y la joyería, que más allá de ser homenajes se limitan, en la mayor parte de los casos, a una apropiación cultural que excluye de beneficios a los pueblos, sugiere García. “Nos están utilizando y eso es dañino para nuestra cultura y pasa en todos los pueblos indígenas. Nos quieren ver como algo folclórico y no somos folclore, somos cultura viva”, sentencia.

    Elaboración de vestidos de la india bonita en Gracias. Artesanos en Cofradía, Yamaranguila, trabajan con el barro blanco.

    Arte y entereza.

    En Cofradía, aldea de Yamaranguila, Intibucá, familias de la zona descubrieron a mediados de los 90 el barro blanco, una materia prima que hasta ahora, a nivel de Centroamérica, solo ha sido encontrada en esa comunidad.

    “A la fecha, que seguimos manipulando y trabajándolo, seguimos maravillados por su belleza. Cuando lo hallamos, parecía que era cualquier barro, pero ahora lo defendemos como una riqueza de nuestra cultura”, refiere Narcisa Hernández Sánchez, quien trabaja como socia de la cooperativa de inicios de los 80. En las instalaciones de la alfarería iniciará en los siguientes días un proyecto para fomentar el turismo de la zona, a través de la construcción de cabañas, un comedor y demás atractivos para los visitantes. Las diferentes variedades de barro y la mezcla de materias primas que da la naturaleza han dado forma a la creatividad lenca traspasada por generaciones. Una sonrisa dulce engalana el rostro de Desideria Pérez, quien por más de 53 años se ha dedicado a la alfarería del barro rojo en las afueras de La Campa, Lempira. “Hay que tener entereza y amor al trabajo”, dice la dama mientras da los últimos detalles a una vasija de vino.

    Claves
    1. Subsistencia
    La mayor parte de las familias lencas practican la agricultura de subsistencia. Muchas aún conservan la forma particular de sembrar los granos básicos que ha sido traspasada por generaciones y que está inspirada en la fases de la luna y fechas puntuales del calendario.
    2. Desafíos
    El 66% de la población lenca es menor de 17 años, equivalente a unos 218,000 niños y jóvenes. Según un informe de Unicef, seis de cada diez niños lencas entre 3 y 59 meses sufren de desnutrición crónica, siendo el porcentaje más elevado entre todos los grupos étnicos de Honduras.
    3. Educación
    El 96% de los menores entre 6 y 12 años asiste a un centro educativo y solo un 3% reprobó el año anterior de la escuela. Sin embargo, apenas el 30.8% de los jóvenes entre 13 y 17 años asiste a la secundaria. Debido a que las comunidades son dispersas, muchas centros básicos están retirados.

    La alfarería la aprendió cuando tenía 12 años a través de su madre, y ella de su abuela. Para doña Desideria es difícil precisar por cuántos años ha estado presente el oficio en su familia, pero está segura que es de muchos siglos. En el centro de La Campa está el taller de Cupertino Sánchez, carpintero lenca con más de 45 años de experiencia y un sentimental de su trabajo que conserva algunos de sus primeras obras. Los impuestos municipales, la carga tributaria y demás presiones truncaron el ritmo de trabajo al que estaba acostumbrado. Tras superar dos derrames, el padre de cuatro hijos hizo los ataúdes para su esposa María Mena López y él.

    Desideria Pérez da color a un jarrón. Fotos: Yoseph Amaya

    Los artesanos lencas demandan a las autoridades la reparación de las carreteras, porque en las condiciones actuales para los visitantes no es factible comprar delicadas piezas de alfarería, insta Digna Esperanza Sorto, quien apoya a mujeres lencas con la venta de sus creaciones.