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Lanzan SOS para salvar el Panacoma

  • Actualizado: 17 marzo 2011 /

Es difícil tratar de explicar qué tan importante y beneficioso es el Parque Nacional Montaña de Comayagua...

Es difícil tratar de explicar qué tan importante y beneficioso es el Parque Nacional Montaña de Comayagua, Panacoma, pues esta zona no sólo es vital para el área cercana que lo rodea sino también para el país entero. Quizás al decir que esta zona es como La Tigra para Tegucigalpa o el Merendón para San Pedro Sula se puede dar una idea de la relevancia que tiene Panacoma para Comayagua, pero lo cierto es que este parque tiene una identidad muy propia y particular.

Ubicado justo en el corazón del país, el Panacoma es uno de los 35 bosques nublados hondureños y es parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Honduras, Sinaph, sin embargo el último plan de manejo que se hizo para conservarlo es del año 2000 y se diseñó para ser utilizado por cinco años y ya han pasado once. Esta hermosa área es un espejo más de la historia que se repite una y otra vez con las otras zonas protegidas de Honduras, las cuales son explotadas casi sin control, descuidadas y dañadas ante la indiferencia de las autoridades gubernamentales, que asignan pobres presupuestos que no alcanzan para realizar las gigantezcas obras de cuidado y manejo que requieren los parques nacionales.

El Panacoma está formado por una cadena montañosa conformada principalmente por los Planes de la Choca, Montaña de Río Oscuro y El Portillo, lugar donde alcanza su máxima altura que es de 2,407 metros sobre el nivel del mar.

Lucha contra el tiempo

“Nos falta mucho apoyo porque la problemática en el parque es grande. Hay presión para expandir la caficultura, construcción de carreteras y contaminación de los ríos y quebradas que son las principales dificultades que tenemos actualmente”, aseguró Marco Cerritos, director de la Organización No Gubernamental Ecosistema Montaña de Comayagua, Ecosimco, fundación que apoya a las municipalidades encargadas del manejo y cuidado del parque y al Instituto de Conservación Forestal.

A pesar de contar con un plan de acción, no es fácil convencer a los pobladores de cuidar el parque.

“Durante todo el año se hacen actividades de protección, en el período de verano se organizan grupos comunitarios a través de las juntas de agua para prevenir los incencendios forestales. También se brinda asistencia técnica a los grupos organizados en la montaña como ser las juntas de agua y los cafetaleros para que ellos tomen conciencia y no sigan avanzando con la destrucción del bosque, además se les dan recomendaciones para que hagan sus cultivos de manera más adecuada, pero la mayor parte de la gente no atiende los llamados. Por esto continúan los problemas de descombros y constantemente nosotros debemos recurrir a la Fiscalía porque el papel de Ecosimco es más de asistencia y denuncia cuando hay daños, pero nos preocupa que no se sanciona a los infractores como estipula la ley”, dijo Cerritos.

Manifestó que están en contra del tiempo en esta lucha de conservación y se deben tomar medidas rápido, antes de que sea demasiado tarde.

“Recientemente se hizo una gira por la zona núcleo y se descubrió que se estaban construyendo unos cercos en zonas de 2 mil metros de altura, eso es preocupante porque quiere decir que quieren llevar los cultivos hasta áreas que se supone son intocables”, expresó el director de Ecosimco.

En el Instituto de Conservación Forestal, ICF, están preocupados por la situación que se vive en Panacoma. Carlos Suazo, jefe de la unidad de ICF en Comayagua, manifiesta que los recursos de la institución no son suficientes para manejar la zona protegida y además reveló un nuevo peligro para el ecosistema. “En Comayagua hay muchas asociaciones de cacería y se está constantemente tratando de regular sus actividades, pero es muy difícil por el poco personal que tenemos, entiendo que ellos lo hacen por deporte, pues ésta es un área donde se encuentran venados.

Las organizaciones supuestamente tienen permisos para la actividad deportiva, no sé quién se los da, pero el permiso para la cacería no existe, a menos que hubiera un estudio poblacional de las especies en el parque, y ese estudio no se ha hecho porque no se tiene ni la gente, ni los fondos”, declaró el jefe de la unidad de ICF.

De la realidad a los anhelos hay un largo camino, pero aún queda la esperanza de que los habitantes de la montaña entiendan la importancia de cuidar la zona que les da los medios de vida y que las autoridades gubernamentales no dejen que se haga tarde para esta zona protegida, porque Comayagua y Honduras no podrían reemplazar esta joya que aún tienen tiempo de salvar.