Tras ser parte de una historia llena de tragedia y de milagros, de momentos de temor y de valentía, finalmente regresaron al país todos los hondureños que laboraban en el lujoso crucero los hondureños para que la tragedia no fuera mayor. Él regresó a Honduras el sábado por la noche. “Lo que hicimos fue rescatar a los pasajeros, yo ayudé más o menos a 400 personas. No se me hizo difícil porque estábamos entrenados y tenemos la experiencia, yo tengo más o menos 15 años de trabajar en esto en diferentes barcos, pero en la misma compañía”, expresó Fuentes.
También Armando Flores Aguilar relató parte de la experiencia de película que le tocó vivir. “Fueron momentos muy difíciles, pero es nuestro trabajo y teníamos que asistir a las demás personas. No sé a cuántos ayudé porque cada lancha tiene capacidad para 150 personas y nosotros hicimos varios viajes, no fue fácil, el frío me quemó la cara”, afirmó Flores.
Por su parte, José Wilmer Silva aseguró que a pesar de la extrema situación que pasó no cambiará de profesión.
“Es una gran historia, continuaré embarcado, el lunes volveré a tramitar mis papeles para poder volver al trabajo”, dijo.
Los reencuentros
No hay nada como volver, no hay nada como reencontrarse con quien más se quiere. La llegada de los marinos a Honduras y el momento en que al fin pudieron ver de nuevo a sus familias fue conmovedor, hubo lágrimas, sonrisas y euforia.
El marino Francisco García reflexionó sobre lo agradecidos que deben estar con Dios por haber salido con vida de ese accidente.
“Después de una tragedia así imagínense cómo se siente uno, sabemos que nosotros vamos a regresar mientras que hay compañeros que no van a regresar jamás. Volver con mi familia es lo que más quería. No se trata de ser héroe, sino de cumplir y poder regresar”, manifestó García.
A pesar del instinto de supervivencia que hay en cada ser humano, José Geovani Alvarado contó cómo estos hondureños se quedaron hasta el final.
“Nosotros salimos en el último viaje de las lanchas porque nuestra prioridad era salvar pasajeros. Yo en un momento me quedé agarrado de un tubo y lo que pensé fue Dios mío, si me llegó la hora pues tú sabes, pero ya cuando salí del barco lo que dije fue gracias Dios mío por darme una nueva vida”, dijo Alvarado feliz por abrazar a sus seres queridos.
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